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Quisiera, Virgen María,
Madre mía muy amada,
Tener el alma abrasada
En vuestro amor noche y día.
¡Oh, dulce Virgen María,
Madre de mi corazón!
¿Quién tuviera tanto amor
Que sobrepujara en ardor
A los serafines todos,
Amándoos por cuantos modos
Inventó el más fino amor?
El recuerdo de la madre siempre es tranquilizador, pero cuando esta Madre es Maria, la paz inunda nuestra alma, la sonrisa aflora a nuestros labios, la alegría penetra a nuestra vida. Piensa, pues, con frecuencia en María, tenla presente en todos los momentos de tu vida, invócala sobre todo en los tramos más difíciles y comprometidos. ==SI VAS CON ELLA, NO PERDERÁS EL RUMBO==
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