"Los cinco minutos de Maria"

"Los cinco minutos de Maria"
Textos tomados del Libro "Los cinco minutos de María" del Padre Alfonso Milagro.

miércoles, 31 de julio de 2019



==ORACIONES A LA VIRGEN DESATANUDOS==
1 de 6

Oración para todos los días del año.

“Santa María Virgen, la que los siete nudos desata,
el Señor es contigo y contigo la humildad.
Madre de Dios tú, la Mediadora,
que jamás caíste, que jamás te enredaste,
no nos dejes caer en ninguna tentación
y líbranos de todo mal Amén.”


==MARÍA, ESTRELLA DE LA MAÑANA==

Nuestra vida se asemeja a una gran noche, llena de espinas y amarguras, que espera la luz de la eternidad. Y, en medio de las olas y las tempestades, en María, la Stella Matutina , es en quien debemos confiar.
Ya sólo su presencia hace que brote en los corazones de los justos una imponderable confianza. Ante Ella los ángeles se llenan de gozo, mientras que el demonio y sus secuaces, siempre al acecho para perder a las almas, se amedrentan y huyen a las cloacas del infierno...
Dispuesta siempre a socorrer a los náufragos durante la noche, la Virgen Santísima es el faro que nos guía hacia el gran amanecer del día perenne y sin tristezas, el lucero que, inmune a las procelas del pecado, no deja nunca de resplandecer.
Hizo que, con la Encarnación del Verbo, naciera entre nosotros el Sol de Justicia. Sin embargo, el Padre quiso que en el mundo, precediendo a la única y verdadera Luz, surgiese otra intensa claridad: la Madre de Dios. Al igual que la Estrella de la Mañana, María marca el fin de las tinieblas del pecado y anuncia la era de la gracia. Su brillo suave, tenue y atrayente, prepara gradualmente la mirada de los hombres hacia el fulgor del Astro Rey.
Así como el propio Cristo la eligió por Madre y la amó más que a cualquier otra criatura, crezcamos cada vez más en la devoción a Ella. Pidámosle que siempre nos guíe y nos indique el camino del Cielo, sobre todo en medio de las borrascas más amenazadoras.


== ORACIONES DE CONSAGRACIÓN A LOS CORAZONES DE JESÚS Y DE MARÍA==
4 de 5.

POR LA FAMILIA...

Santísimos corazones de Jesús Jesús de María
unidos en el amor perfecto,
como nos miráis con misericordia y cariño,
consagramos nuestros corazones,
nuestras vidas, y nuestras familias a Vosotros.
Conocemos que el ejemplo bello
de Vuestro hogar en Nazaret fue un modelo
para cada una de nuestras familias.
Esperamos obtener, con Vuestra ayuda,
la unión y el amor fuerte y perdurable
que os disteis.

Que nuestro hogar sea lleno de gozo.
Que el afecto sincero, la paciencia, la tolerancia,
y el respeto mutuo sean dados libremente a todos.
Que nuestras oraciones
incluyan las necesidades de los otros,
no solamente las nuestras.
Y que siempre estemos cerca de los sacramentos.

Bendecid a todos los presentes
y también a los ausentes,
tantos los difuntos como los vivientes;
que la paz esté con nosotros,
y cuando seamos probados,
conceded la resignación cristiana
a la voluntad de Dios.
Mantened nuestras familias cerca
de Vuestros Corazones;
que Vuestra protección
especial esté siempre con nosotros.
Sagrados Corazones de Jesús y María,
escuchad nuestra oración.
Amén.

martes, 30 de julio de 2019



==UN MINÚTO CON MARÍA==
31 de Julio.

"Ellos soñaban con un hijo: y tuvieron a la Madre de Dios"

En el volumen 1 de “El Evangelio tal como me ha sido revelado” de María Valtorta, en el volumen 1, cap. 3 (1), Jesús le habla a María Valtorta y le dice:
“Los justos son siempre sabios: amigos de Dios, viven en su compañía y Él los instruye, Él que es Sabiduría infinita.
Mis abuelos eran justos y por lo tanto poseían la sabiduría. Es con toda verdad que podían repetir lo que dice el Libro cuando canta las alabanzas de la Sabiduría en el libro del mismo nombre: es a ella a quien he apreciado y buscado desde mi juventud; yo traté de tomarla por esposa.
Ana de Aarón era la mujer fuerte de la que habla nuestro abuelo. Y Joaquín, un descendiente del rey David, buscaba menos el encanto y la riqueza que la virtud. Ana poseía una gran virtud. En ella, todas las virtudes se unieron en un fragante ramo de flores para formar una realidad única, la más bella de todas: la virtud. Una verdadera virtud, digna de estar ante el trono de Dios.
Joaquín se había casado dos veces con la sabiduría, amándola más que a ninguna otra mujer: la sabiduría de Dios contenida en el corazón de la mujer justa. Ana no había buscado nada más que unir su vida a la de un hombre recto, con la certeza de que la rectitud hace la alegría de la familia.
Y para ser el emblema de la mujer fuerte, solo necesitaba ser colmada de hijos, ya que es la gloria de una esposa, la justificación del matrimonio, de la que habla Salomón. Para su felicidad solo le faltaban los hijos, esas flores del árbol que se unió al árbol vecino y da nuevos frutos en abundancia, donde las dos bondades se funden en una, porque su esposo nunca le causó el más mínimo sufrimiento.
Convertida en una anciana, casada con Joaquín durante décadas, fue para él la esposa de su juventud, su alegría, su cierva querida, su graciosa gacela, cuyas caricias conservaban la frescura y el encanto de su primera noche nupcial y alimentaba dulcemente su amor; que permanecía tan fresca como una flor humedecida con el rocío y ardiente como el fuego que una mano no deja de alimentar. Por eso, en su tristeza de no tener hijos, se decían palabras de consuelo en sus preocupaciones y desgracias.
Cuando llegó la hora, la Sabiduría, después de haberlos instruido a lo largo de sus vidas, los iluminó con sueños nocturnos, como se canta la serenata del glorioso poema que iba a nacer de ellos, y sería María, la más santa, mi Madre. Si, en su humildad, no se imaginaban eso, su corazón se estremecía de esperanza tras el primer anuncio de la promesa de Dios. Las palabras de Joaquín ya revelan esta certeza: espera, espera... Venceremos a Dios por la fidelidad de nuestro amor. Soñaban con un hijo: tuvieron a la Madre de Dios”.

(1) Tomo 1, cap. 3 de la nueva edición y tomo 1, cap. 4 de la antigua edición.

==ORACIONES MARIANAS DE SS JUAN PABLO II==

Virgen de la Caridad del Cobre
Siervo de Dios SS. Juan Pablo II

Visita Pastoral a Cuba, Santa Clara 22 de enero de 1998

Que la Virgen de la Caridad del Cobre, Madre de todos los cubanos, Madre en el Hogar de Nazaret, interceda por todas las familias de Cuba para que, renovadas, vivificadas y ayudadas en sus dificultades, vivan en serenidad y paz, superen los problemas y dificultades, y todos sus miembros alcancen la salvación que viene de Jesucristo, Señor de la historia y de la humanidad. A Él la gloria y el poder por los siglos de los siglos.

Amén.



== ORACIONES DE CONSAGRACIÓN A LOS CORAZONES DE JESÚS Y DE MARÍA==
3 de 5.

POR LA FAMILIA...

Divino Corazón de Jesús, henos aquí postrados ante vuestra santa imagen, con los sentimientos de la más profunda gratitud por todos vuestros beneficios y del más ardiente amor por vuestra inefable bondad.
Nosotros os consagramos, oh Divino Rey, por medio del Corazón Inmaculado de María y bajo el poderoso patrocinio de san José, toda nuestra familia. Sea nuestro hogar como el de Nazaret, el asilo inviolable del honor, de la fe, de la caridad, del trabajo, de la oración, del orden y de la paz doméstica. Sed vos el modelo de nuestra conducta y el celoso protector de nuestros intereses.

Nosotros os consagramos, oh Divino Jesús, todas las pruebas, todas las alegrías, todos los acontecimientos de nuestra vida de familia, y os suplicamos que derraméis vuestras bendiciones sobre todos nuestros miembros ausentes, presentes, vivos y difuntos. Los confiamos para siempre a vuestro divino Corazón.
Os rogamos también por todas las familias del universo: proteged la cuna de los niños, la escuela de los adolescentes y la vocación de los jóvenes; sed la fuerza de los débiles, el sostén de los ancianos, el esposo de las viudas y el padre de los huérfanos; velad con vuestro amor infinito la cabecera de los enfermos y de los agonizantes. Pero sobre todo, oh Jesús, océano de misericordia y de amor, os suplicamos que nos socorráis en el momento de la muerte; unidos entonces más estrechamente que nunca a vuestro divino Corazón, sea El nuestro asilo, nuestro refugio, nuestro lecho de reposo, y después de dormirnos para siempre en vuestro seno bendito, oh Jesús, encontremos en el Paraíso y en vuestro Sagrado Corazón, toda nuestra familia.

Así sea.


==UN MINÚTO CON MARÍA==
30 de Julio.

"A todo el que reza fielmente las tres avemarías a la Santísima Trinidad”

Santa Matilde de Hackeborn (1241-1299), monja benedictina del convento Helfta (Alemania), tuvo tres visiones de la Virgen María. Preocupada por su salvación eterna, le rogó a la Virgen que estuviera presente a la hora de su muerte.
Durante esas apariciones, María la tranquilizó y le enseñó, en particular, cómo rezar tres avemarías en honor a las tres Personas de la Santísima Trinidad. La primera, para evocar el poder de intercesión por los pecadores, que recibió del Padre Eterno en favor de los pecadores; la segunda, por la sabiduría recibida del Hijo; y, la tercera, por el amor que Ella posee, ya que está llena del Espíritu Santo.
Según santa Gertrudis (1256-1301), la Santísima Virgen María prometió esto: a toda alma que rece fielmente las tres avemarías, me presentaré a la hora de la muerte con el esplendor de una belleza extraordinaria, que llenará a esa alma de consuelo celestial.

lunes, 29 de julio de 2019



==JULIO, MES DE LA PRECIOSÍSIMA SANGRE==
DÍA 30

La Virgen Santísima nos enseña la devoción a la Sangre Preciosísima de Jesucristo ofreciéndose por nosotros.

I. Es opinión bastante común de los santos Padres, y en particular de San Bernardo, que las almas jamás reciben de la bondad del Señor gracia alguna, que no pase primero por las manos de la Santísima Virgen María. Omnia nos habere voluit per Mariam. El tesoro inapreciable de la Sangre Preciosísima de Jesús está depositado en las manos de María, no sólo para ofrecerle continuamente a la augusta Trinidad en favor de las almas encomendadas a su protección maternal, sino también para enriquecerlas como con una prenda segura de la bienaventurada inmortalidad; y por ésto Santa Magdalena de Pazzis recurría frecuentemente al Señor con esta devota oración: «Eterno Padre: Os ofrezco la Sangre de la humanidad de vuestro Verbo; os la ofrezco a Vos mismo, oh Verbo divino, y la ofrezco también a Vos, oh Espíritu Santo; y en todas mis necesidades os la ofrezco a Vos, oh María, a fin de que Vos la presentéis a la Santísima Trinidad.» Con razón, pues, la ofrenda de la Sangre del Salvador se hace por las manos de María, pues de la Sangre purísima de esta Señora se formó de un modo inefable en sus inmaculadas entrañas por obra del Espíritu Santo la Sangre divina de Jesucristo, dice San Juan Damasceno. La leche misma con que alimentaba al Divino infante se cambió en otra tanta Sangre que sus venas vertieron por la redención del mundo, dice San Atanasio: Succit mammam, ut divinum illud lac scaturiret, quod ex proprio latere profudit. Así el alma devota de la Virgen puede repetir frecuentemente las palabras de San Buenaventura: «yo mezclaré la leche de la Madre con la Sangre del Hijo, y de una y otra me haré una excelente bebida.»
II. Desde el momento en que el profeta Simeón predijo a la Virgen aquella espada de dolor que había de traspasar su corazón en la muerte de su Hijo Jesús, ofreció aquella Sangre al Eterno Padre, pero la ofreció principalmente en el Calvario al pie de la Cruz; y la ofreció con ánimo tan esforzado y tan afectuoso corazón, que ella misma con sus propias manos, hubiera hecho correr su Sangre para que esta Sangre fuese derramada por la redención del género humano. Por lo cual dice Arnoldo Carnotense: «Ofrecían al mismo tiempo a Dios un holocausto: la una con la Sangre de su corazón, y el otro con la de su cuerpo.» Esta ofrenda que de su Hijo único hizo en el Calvario al pie de la Cruz, no cesa de hacerla continuamente con su corazón maternal ante el trono de Dios en favor de sus hijos por más pecadores que sean; lo cual debe hacernos esperar recibir a cada hora por medio de tan poderosa protectora y por la virtud eficaz de la Sangre de Jesucristo, al mismo tiempo que la remisión de nuestros pecados, las gracias que pedimos. Tal es el consolador pensamiento de San Agustín: «Tenemos un seguro acceso para con Dios desde el momento en que la Madre está cerca del Hijo y el Hijo cerca del Padre.» Además, María es la benéfica dispensadora de esa Sangre que su Hijo derrama sobre las almas con los tesoros de la divina misericordia. ¿Cual, pues, no deberá ser nuestra esperanza? María ofrece esa Sangre, María nos la distribuye, en las manos de María se halla tan precioso tesoro. ¡Ah! quiero esperarlo todo, sí, todo, de los méritos de la Sangre de Jesús unidos a los de tan tierna Madre.

COLOQUIO
¡Oh Santísima Virgen María, mi querida Madre! ¡qué pensamiento tan consolador saber que ese tesoro inestimable está en vuestras manos, que no cesáis de presentarle por mí delante del trono de Dios y que desde allí le derramáis sobre las almas! ¡Ah! ved mis manchas, y con esa Sangre inmaculada purificadme; ved mi flaqueza, y con esa Sangre fortificadme; ved mis miserias, y con esa Sangre enriquecedme; nada hay que yo no espere. Una gota, una sola gota de esa Sangre que derraméis por mí, basta para salvarme. Os suplico, pues, humildemente y con todo el afecto de  mi corazón, oh Madre de pureza y de santa esperanza, me alcancéis una gracia, y es la de poder purificar mi espíritu en ese baño sagrado de la Sangre de Jesucristo y en adelante conservarle puro e inmaculado. Entonces os diré con San Anselmo: «Yo os suplico seáis mi salvación y protección para con Dios Todopoderoso a fin de que este buen Pastor y Príncipe de paz me purifique de las manchas de mis pecados, y que el que vino al mundo por Vos, oh la más casta de las Vírgenes, para salvar con su Sangre el género humano, se digne salvarme en su misericordia.» Haced Vos que me salve con su Sangre quien con tanta misericordia la ha derramado por mí.

EJEMPLO
Se lee en la vida del gran patriarca Santo Domingo que vio a la Santísima Virgen esparcir la Sangre de su divino Hijo sobre el pueblo reunido para escuchar los discursos de su fiel siervo. Refiérese, también, que, pesando un día las obras de uno de sus siervos y viendo bajarse el platillo en que estaban sus numerosos crímenes, la bienaventurada Virgen María puso una gota de Sangre del Redentor en el otro, y esto bastó para que al instante pesase muchísimo más que el de los pecados que ya inclinaban la balanza hacia lo profundo del infierno. Y lo que ha obrado repetidas veces la Madre de Dios en beneficio de sus siervos ¿no deberemos esperar que lo renueve en favor de aquellos que recurran devotamente a ella?

JACULATORIA
Padre Eterno os ofrezco la Sangre de Jesucristo en rescate de mis pecados y por las necesidades de vuestra Iglesia.

INDULGENCIA
El Soberano Pontífice Pío VII concedió cien días de Indulgencia por cada vez que se diga la anterior jaculatoria. Así consta del rescripto que se conserva en los archivos de los Padres Pasionistas de Roma.

domingo, 28 de julio de 2019



==UN MINÚTO CON MARÍA==
29 de Julio.

“¡Qué no puedo lograr si sé procurarme su ayuda!”

Toda la vida de Marta, sus actividades diarias en la granja están impregnadas de gracia mariana. Los siguientes pensamientos se encuentran en las notas escritas de su propia mano:
“Realmente amo poner ciegamente todas las cosas en las manos de esta tierna y querida Madre cuya protección es cada vez más sentida por su hija. Para no ver mi confianza superada por las bendiciones de la Santísima Virgen, debo esperar de Ella cosas ilimitadas (11/11/32, J.I. No. 3).
Me gustaría llegar, con la ayuda de la Santísima Virgen, a transformar mi vida natural en una vida totalmente sobrenatural y divina. Pero, ¿qué no puedo hacer si sé cómo hacer para que Ella me ayude y si le rezo con la confianza de una niña a la que Ella nunca descuida? ¡Oh Madre mía, reina sobre mi alma..., haz que Jesús reine en mí! (...) Pongo en tus benditas manos todas las acciones de mi vida para que sean presentadas a mi Rey y Señor Jesús. (03/04/30).
Oh María, oh mi dulce Madre, obtenme del cielo en este hermoso día, el abandono completo, el abandono perfecto, el abandono pleno de amor al Amor. Que por ti, contigo y en ti, Virgen pura: ame, adore, rece, expíe, ruegue y sufra con amor cada vez más grande. Que mi vida no sea más que un sí de amor... Que yo no sea nada más que un alma consagrada... a Jesús” (7/03/30).
Profundizando en esta actitud, Marta dirá: “Todo el programa de mi vida consiste en mantenerme unida a María, mi Madre, bajo la dependencia del Maestro Interior que me dirige, para dejarme invadir, devorar, consumir por Dios (...)” ( 05.11.32).

Notas tomadas del Taller del padre Dominique Bostyn sobre el tema “Marthe Robin et le Père de Montfort” (Martha Robin y el padre de Montfort), durante el Encuentro Internacional en Saint-Laurent-sur-Sèvre, 2004.


==JULIO, MES DE LA PRECIOSÍSIMA SANGRE==
DÍA 29

En el Santo Sacrificio de la Misa se ofrece cada día la Preciosísima Sangre de Jesucristo por los mismos fines que fue ofrecida en el Calvario
I. La Sangre del Cordero inmaculado fue ofrecida en la cruz, dice el Angélico Doctor Santo Tomás, para tres fines principales: para tributar a la Divina Majestad el honor infinito que le era debido, tributo que todas las criaturas juntas no eran capaces de ofrecerle; para satisfacer a su justicia divina por todos los ultrajes recibidos de los hombres y dar gracias a su bondad infinita por todas las gracias que se digna concedernos; y en fin, para obtener las demás gracias que son necesarias a nuestra salvación. Por estos mismos fines viene aún Jesucristo a ponerse todos los días sobre nuestros Sagrados Altares y renueva en el tremendo sacrificio la ofrenda que de su Sangre Preciosa hizo en el Calvario. Y de aquí puede cada uno comprender la excelencia y sublimidad de este Sacrificio que el Sagrado Concilio de Trento llama tesoro escondido, centro de la Religión cristiana, corazón de la devoción, sol de los ejercicios espirituales, misterio inefable que comprende los abismos de la divina caridad; y cuantas veces se celebra este terrible y Santo Sacrificio otras tantas este divino Cordero ofrece su Sangre inestimable a su Eterno Padre después de haberla vertido en el Calvario por nuestra redención, y otras tantas veces se renueva el Sacrificio que ofreció por nosotros en la Cruz.
II. ¿Y cómo se asiste a un tan santo y excelente misterio? ¿Cómo se ofrece de concierto con el sacerdote esta Sangre divina? ¡Ay! ¿Qué de irreverencias, qué de escándalos no se ven en los santos templos en el momento mismo en que se celebra este augusto y terrible misterio? ¡Puede decirse de tantos cristianos presentes a este sacrificio que asisten a él como los hebreos en el Calvario; es decir, para ultrajar a Jesús, para abrir de nuevo sus llagas, para derramar nuevamente su Sangre, y derramarla para su propia condenación en el momento mismo en que debía ofrecerla por su salvación! ¡Oh! ¡Y cómo la Sangre de Jesucristo reprobará esas almas impías y perversas! ¿Nos admiraremos ya de ver al Señor tan irritado? Vosotras, por lo menos, almas devotas de esta Preciosa Sangre, tratad de reparar las justas venganzas de Dios y ofreced con una fe viva, con una caridad ardiente, esa Sangre de propiciación por vosotros y por tantos desdichados pecadores. Por esa Sangre adorable dad al Padre Eterno el honor que le es debido; por Ella satisfaced a su justicia ultrajada, manifestadle el más afectuoso agradecimiento y obtened la abundancia de sus gracias asistiendo devotamente al Santo Sacrificio del Altar. Que vuestras delicias sean estar con una modestia ejemplar en las iglesias donde se celebre este Sacrificio, como hacían un San Francisco de Borja y un San Carlos Borromeo, el cual decía que su única dicha, su Paraíso sobre la tierra, era estar en la iglesia y asistir al Altar Santo.

COLOQUIO
Reconozco, Jesús mío, el grande amor que habéis manifestado a vuestra Iglesia instituyendo un Sacrificio tan augusto y tan santo, por el cual cada día ofrecéis a vuestro Eterno Padre esa Sangre inestimable que ya habéis ofrecido sobre la Cruz; pero reconozco también la irreverencia con que he asistido a tan santo misterio, y la poca devoción con que he oído hasta ahora la Santa Misa. ¡Ah! ¡Paréceme oír en lo profundo del corazón las justas reconvenciones de vuestra Sangre! Pero no será así en adelante; yo sabré apreciar el tesoro que nos habéis dejado, y no se pasará un día en que yo no os ofrezca esa Sangre uniéndome al sacerdote y uniendo también mi intención a la que Vos mismo habéis tenido, oh Jesús mío, cuando la ofrecisteis en el Altar de la Cruz; os adoraré de lo más de íntimo mi corazón, uniendo mis adoraciones a las de vuestra Santísima Madre, cuando se hallaba en el Calvario, y a las de los Ángeles y de todos los Santos que asisten a vuestro sacrificio.

EJEMPLO
San Homobono vivía en Cremona dedicado al comercio; no solamente no cometía fraudes ni injusticias, sino que su caridad y liberalidad para con los necesitados, le habían hecho merecer el nombre de padre de los pobres. Enteramente entregado a la oración, iba todas las noches a la iglesia de San Gil, y asistía con grande devoción a los Maitines, después de los cuales permanecía durante muchas horas arrodillado delante de una imagen de Jesús crucificado, tan pródigo de su Sangre con nosotros. Venía en seguida el momento de celebrar la Misa y la oía con un recogimiento y una compunción que edificaba a todos los asistentes. Llegó, en fin, el día en que debía recibir la corona a que era acreedor, fue según costumbre a la iglesia, y después de los maitines y de la oración a los pies de su Señor crucificado se había empezado a celebrar la Misa: en el momento del Gloria in excelsis Deo, se postró y juntó su boca con la tierra sin que llamara la atención, pues que lo tenía de costumbre. Más cuando observaron que no se incorporaba al tiempo de leer el Evangelio, creyeron que se había dormido: no obstante, quisieron despertarle y hallaron que estaba muerto; al momento se esparció la noticia por todas partes y el pueblo acudió en tropel, y Dios hizo brillar su santidad con un gran número de milagros.

JACULATORIA
Padre Eterno os ofrezco la Sangre de Jesucristo en rescate de mis pecados y por las necesidades de vuestra Iglesia.

INDULGENCIA
El Soberano Pontífice Pío VII concedió cien días de Indulgencia por cada vez que se diga la anterior jaculatoria. Así consta del rescripto que se conserva en los archivos de los Padres Pasionistas de Roma.


==DAME TUS SANDALIAS MARÍA==

DAME TUS SANDALIAS, MARIA,
Quiero sentir el polvo del camino
para llegar hasta Dios desprendido de todo
Quiero fiarme de la Palabra y no sustentarme en el alimento cotidiano.

DAME TUS SANDALIAS, MARIA,
Para transformar mi camino en encuentro personal y definitivo con Dios
Para confiar en Aquel que habla de lo alto
cuando yo me empeño en mirar hacia abajo.

DAME TUS SANDALIAS, MARIA,
Para ser y vivir un poco como Tú sin más brújula que tu fe ni más amparo que la luz de la luna.

DAME TUS SANDALIAS, MARIA,
Para decirle a Jesús que, aun con debilidades,
su resurrección es para mí motivo de alegría
llamada a la conversión oportunidad para una vida nueva agua fresca en mi existencia oscura y sedienta.

DAME TUS SANDALIAS, MARIA,
Y, si quieres y puedes, dime cual es tu paso y tu número para caminar de igual forma que Tú.
Amén.

sábado, 27 de julio de 2019



==UN MINÚTO CON MARÍA==
28 de Julio.

"El regalo más hermoso que la Virgen puede darnos"

¿Por qué María es custodio de la fe? Si es legítimo orar a la Virgen por nuestros problemas de salud, nuestras preocupaciones familiares, profesionales y sentimentales, hay un aspecto en el que debemos buscar especialmente la ayuda de María: la fe.
¿Por qué esta primacía de la fe en nuestra oración a María? Porque de todas las dimensiones en las que se desarrollan nuestras vidas, ninguna es más importante que la de nuestra relación con Dios. La vida eterna es la finalidad de nuestra vida, a la que todo lo demás debe estar subordinado. Por sobre todos los bienes de este mundo, debemos preferir el gozo infinito que es Dios mismo. Fuimos creados para vivir con la Santísima Trinidad y para gozar de la alegría infinita que es la suya. Ya que Dios quiso ser nuestra felicidad, nada es más importante que la relación que tengamos con Él.
Ningún santo está más calificado que la Virgen para educarnos en mantener el vínculo vital de la fe con nuestro Creador. No solo ninguna criatura ha estado tan cerca de Dios como Ella, sino que, además, el pecado de la duda y la sospecha sobre su Creador nunca la tocó, Ella siempre ha probado la alegría que es la del creyente que camina en perfecta inteligencia y amor a Él. Por esta razón, nuestra educación en la virtud de la fe y el amor a Dios es el regalo más hermoso que la Virgen puede darnos.



== ORACIONES DE CONSAGRACIÓN A LOS CORAZONES DE JESÚS Y DE MARÍA==
2 de 5.

POR LA FAMILIA...

Santísimos corazones de Jesús y María,
unidos en el amor perfecto, como nos miráis con misericordia y cariño, consagramos nuestros corazones, nuestras vidas,
y nuestras familias a Vosotros.

Conocemos que el ejemplo bello de Vuestro hogar en Nazaret fue un modelo para cada una de nuestras familias.

Esperamos obtener, con Vuestra ayuda, la unión y el amor fuerte y perdurable que Os disteis.

Qué nuestro hogar sea lleno de gozo.
Qué el afecto sincero, la paciencia, la tolerancia, y el respeto mutuo sean dados libremente a todos.

Qué nuestras oraciones incluyan las necesidades de los otros, no solamente las nuestras.
Y qué siempre estemos cerca de los sacramentos.
Bendecid a todos los presentes y también a los ausentes, tantos los difuntos como los vivientes; qué la paz esté con nosotros,
y cuando seamos probados, conceded la resignación cristiana a la voluntad de Dios.

Mantened nuestras familias cerca de Vuestros Corazones; qué Vuestra protección especial esté siempre con nosotros. Sagrados Corazones de Jesús y María, escuchad nuestra oración.
Amén.


==JULIO, MES DE LA PRECIOSÍSIMA SANGRE==
DÍA 28

Derramamiento de la Sangre Preciosísima de Jesús en la abertura de su costado.

I. Estando Jesucristo muerto en la Cruz, un soldado abrió su costado con una aguda lanza, e hizo nacer de allí una nueva fuente de Sangre que brotó, al mismo tiempo que el agua, de su Corazón entreabierto. «Fue herido, dice San Bernardo, por aquella lanza cruel de barbarie y de furor, porque primero había sido herido con la lanza del amor:» Vulneratus lancea furoris, qui prius vulneratus fuit lancea amoris. Ved aquí la Sangre nueva que aumenta nuestra esperanza. Su Corazón se abre como una arca de refugio para los justos y para los pecadores; todos son convidados a ella: «Ven, paloma mía, en las hendiduras de la piedra», dice al alma justa, a quien invita como a paloma amada a retirarse a las hendiduras y concavidades de la piedra que son sus llagas sagradas y particularmente la de su Corazón. Llama a los pecadores a esta piedra de refugio, petra refugium herinacis, para hallar en ella el perdón del castigo merecido y lavarse de sus manchas. ¡Oh amor sin límites el de Jesús; pero amor al que el hombre corresponde tan mal! Ved aquí, decía Jesús, que yo os doy mi Sangre, a fin de que vosotros me deis una gota de la de vuestro corazón; esto es, una lagrima, un acto de dolor de haberme ofendido. Esta es una manera fácil de volver sangre por sangre. Para compensar un mar de sangre, basta una gota de nuestras lágrimas, y he aquí lo que tan a menudo se le rehúsa. Es muy corto el número, por no decir ninguno, de los que se arrepienten, de lo íntimo de su corazón, de las graves ofensas hechas a la soberana Majestad. De este modo se renueva cada día lo que el Señor declaró a la bienaventurada Ángela de Foligno. «Hay muchos todavía, le dijo, que no cesan de quebrantar mis huesos y de verter la Sangre de mis venas.» Y ¿no deberá decirse, con San Buenaventura: «Oh Jesús mío, es necesario tener un corazón más duro que la piedra para no ablandarse con vuestra Sangre?»
II. Considera además, alma mía, los profundos misterios que encierra esta herida de amor y la Sangre preciosa que de ella mana. De una costilla de nuestro primer padre Adán formó Dios a Eva nuestra madre; y del costado abierto de Jesús fue formada su querida Esposa la Iglesia, «que quiso adquirir con su propia Sangre:» Quam acquisivit Sanguine suo. En el arca, Noé se libró de las aguas devastadoras del Diluvio Universal; y en esta arca misteriosa de su costado abierto, Jesús da asilo a las almas para librarlas de la espada vengadora de la justicia divina irritada contra los hombres. Además, otro misterio se manifiesta también en esta Llaga Sagrada y en esta Sangre. Aquella piedra de Oreb, herida por la mano de Moisés en el desierto por mandato de Dios, y de la que brotaron aguas puras para apagar la sed del pueblo israelita, no significa otra cosa según el Apóstol que el corazón de Jesús abierto y herido, fuente eterna de misericordia y de gracia: Bibebant omnes de spiritali, consequente eos petra; petra autem erat Christus. He aquí la fuente de donde mana esa Sangre cuya abundancia es más que suficiente para apagar la sed de todas las almas: Umbra erat aqua de petra, quasi sanguis ex Christo, qui fugientes populos sequebantur ut biberent et non sitirent, redimerentur et non perirent.

COLOQUIO
¡Oh Llaga de amor! ¡Oh Sangre adorable de vida eterna! Yo he hallado, diré, oh Jesús mío, con vuestro devoto siervo San Bernardo, yo he hallado el más tierno de los corazones abierto y herido por mí, el Corazón del padre más amante, el Corazón del pastor más vigilante, del amigo más fiel, del hermano más tierno que puede desearse. Permitidme, pues, aproximarme a vuestro Corazón Dulcísimo, para purificarme con esa Sangre benéfica que de Él sale; permitidme entrar en esa arca de refugio para librarme del naufragio que me acarrearían mis culpas; y ¡ojalá que en esa Sangre de amor que, derramáis de vuestro Corazón, se extingan las flechas abrasadoras que la divina justicia esta pronta a descargar contra un pecador como yo! Ahí es donde quiero ocultarme, ahí quiero vivir, ahí quiero morir, en la más viva confianza de que no tendréis corazón para separarme de vuestro costado y arrojarme a los ardores del infierno.

EJEMPLO
Muy joven aún, Santa Lugarda vivía en un monasterio de benedictinas cuando nuestro común enemigo la tendió por medio de algunos jóvenes un lazo peligroso. Habiéndose acercado al monasterio tuvieron con ella tales conversaciones que su corazón poco firme aun en la virtud, se dejó ganar de un sentimiento de afecto a quien le había expresado su ternura y amor; pero un día, que se entretenía en tan peligrosos pensamientos, se sintió sorprendida de un secreto horror, y vio se le aparecía Cristo que, mostrándole su costado abierto, le mandó arrojar las seducciones de aquel loco amor y volver su corazón hacia su llaga. «Aquí, la dijo, hallarás las verdaderas delicias que te colmaran de consolaciones infinitas.» Estas palabras obraron en Lutgarda un cambio total, y desde entonces, dándose toda a su Señor, no buscó en adelante otra cosa que amarle y agradarle.

JACULATORIA
Padre Eterno os ofrezco la Sangre de Jesucristo en rescate de mis pecados y por las necesidades de vuestra Iglesia.

INDULGENCIA
El Soberano Pontífice Pío VII concedió cien días de Indulgencia por cada vez que se diga la anterior jaculatoria. Así consta del rescripto que se conserva en los archivos de los Padres Pasionistas de Roma.


== ORACIONES DE CONSAGRACIÓN A LOS CORAZONES DE JESÚS Y DE MARÍA==
1 de 5.

POR LA FAMILIA...
Religiosa (o cabeza del hogar)

"Oh, Corazón Inmaculado de María, refugio seguro de nosotros pecadores y ancla firme de salvación, a Ti queremos hoy consagrar esta familia. En estos tiempos de gran batalla espiritual, de la lucha entre la oscuridad y la luz, entre la verdad y la mentira, entre los valores familiares auténticos y la permisividad destructiva, te pedimos les recibas en tu Corazón, les refugies en tu manto virginal, les defiendas con tus brazos maternales y les lleves por el camino seguro hacia el Corazón de tu Hijo, Jesús.

Madre Santísima, al consagrar esta familia a tu Corazón Inmaculado ellos te reconocen como Madre y Maestra. Desean abrir sus corazones a ti, para que el fruto de esta consagración sea alcanzar plenitud de comunión con el Corazón de Cristo.

Oh Madre, a través de su consagración, esta familia, te reciben en su casa, en sus corazones, en su hogar. Te hacen partícipes de sus vidas, de sus alegrías y sus luchas. Se encomiendan a tu cuidado maternal, a tu intercesión, y a tu guía, para que seas la Estrella que les lleva en camino seguro y perfecto, al Corazón de Cristo. Por lo tanto, con confianza en tu promesa, de que al final tu Inmaculado Corazón triunfara, esta familia, se consagra a Tu Corazón como medio seguro para estar consagrados al Corazón de Jesús.

Familia:

Tu que eres la Madre de Cristo y que conoces perfectamente los rasgos de Su corazón, de su mente y su carácter, te pedimos nos moldees, nos formes y nos enseñes a ser como El, para así ser imágenes vivientes de Jesús en nuestra familia, en la Iglesia y en el mundo.

Tu que eres Virgen y Madre, derrama sobre esta familia el espíritu de pureza de corazón, de mente y de cuerpo. Que todos vivamos la virtud de la castidad según nuestro estado y que la modestia y el pudor, impidan que entre en este hogar toda impureza, irrespeto o manipulación del cuerpo.

Tu que eres nuestra Madre espiritual, ayúdanos a crecer en la vida de la gracia, a vivir plenamente injertados en la vida divina que recibimos en el Bautismo. Llévanos de la mano por caminos de santidad y no permitas que caigamos en pecado mortal o que desperdiciemos las gracias ganadas por Cristo en el sacrifico de la Cruz.

Tu que eres Maestra de las almas, enséñanos a ser dóciles como Tu, para acoger con obediencia y agradecimiento toda la Verdad que nos enseña tu Hijo a través de la Iglesia y su Magisterio.

Tu que eres Mediadora de las gracias, se el canal seguro por el cual nosotros recibamos las gracias de conversión, de luz, de discernimiento, de fidelidad, de sabiduría, de santidad y de unión, que provienen del Corazón de Cristo.

Tu que eres Intercesora ante tu Hijo, mantén tu mirada misericordiosa siempre puesta en cada uno de los miembros de esta familia, y aunque no percibamos nuestras propias necesidades, acércate siempre a tu Hijo, implorando como en Caná, por el milagro del vino que nos hace falta.

Tu que eres Corredentora, guarda a esta familia, en la fidelidad ante la Cruz. Que en los momentos de sufrimiento, no busquemos cada uno nuestro propio bienestar, sino el acompañar al que sufre. Que en los momentos de aridez y desolación, nos mantengamos fieles al compromiso adquirido ante Dios, y que los sacrificios y luchas sepamos vivirlos en unión a tu Hijo Crucificado.

Religiosa (o cabeza del hogar):

Por la unión del Inmaculado Corazón de María con el Sagrado Corazón de Jesús, pedimos que esta familia que hoy se ha consagrado a estos Dos Corazones, viva siempre en el amor, en la paz, generosidad, fidelidad, gozo y unidad. Que esta familia sea un santuario doméstico donde se ore juntos, se comuniquen con alegría y entusiasmo; donde los esposos se amen y respeten donde los niños y los jóvenes amen, respeten y obedezcan a sus padres. Que los padres asuman con responsabilidad su misión de amar, formar, cuidar y enseñar a sus hijos para que crezcan en gracia ante Dios y los hombres. Que los ancianos sean vistos con reverencia y respeto. Te pedimos en virtud de esta consagración, que esta familia sea protegida de todo mal espiritual, físico o material. Que tu Corazón Inmaculado reine en este hogar para que así Jesucristo sea amado, escuchado, consolado y obedecido en esta familia." Amen


==JESÚS Y MARÍA, UN SOLO CORAZÓN==
4 de 4

Esta transformación, no obstante, se hace por el sufrimiento. Cuando se piensa en el Corazón de Jesús perforado por una lanza, también se recuerda al Inmaculado Corazón de María traspasado por la espada del dolor; son Corazones llenos de sufrimientos, por amor a nosotros.
De modo que, cuando estemos sufriendo, acordémonos de que el Corazón regenerador de Jesús es la fuente de gracias reservadas para las épocas difíciles y esplendorosas que se acercan, y que la Virgen está espiritualmente al pie de todas las cruces del mundo, con su intercesión y sus ruegos.

viernes, 26 de julio de 2019



==JULIO, MES DE LA PRECIOSÍSIMA SANGRE==
DÍA 27

Derramamiento de la Sangre Preciosísima de Jesucristo en su crucifixión.

I. Llegado a la cima del Calvario, después de un penoso camino en que tuvo que soportar todo el peso de la Cruz sobre sus espaldas aun bañadas en Sangre, Jesucristo fue entregado a todo el furor de los judíos, y despojado de sus vestiduras hasta de la más próxima a su carne y que el número y violencia de golpes había llegado a pegar a su piel; lo que hace decir a San Lorenzo Justiniano, en una piadosa reflexión, que sus llagas se renovaron entonces y corrió de nuevo su Sangre. Considera, pues, aquí, oh alma mía, el cruel dolor de Jesús, su confusión, sus oprobios, los insultos, los tormentos que este Cordero inocente tuvo que sufrir en medio de aquellos lobos llenos de rabia, ávidos de su Sangre y ansiosos por crucificarle. Sabed por lo menos de qué instrucción es para vosotros este despojo, esta desnudez. El Doctor de la Iglesia San Agustín os explica su misterio. El Señor quiere con sus llagas y su Sangre despojarnos de los vicios a que el alma esta tan apegada. ¡Oh! ¡Y cuántos son estos apegos viciosos que predominan en nosotros, apegos tanto más perniciosos cuanto menos los conocemos! Jesús mío, por vuestra Sangre adorable haced que mi corazón se desprenda de lo que no es conforme a vuestra santa voluntad.
II. Despojado de sus vestidos, Jesús mismo va a colocarse sobre la Cruz, y extiende sobre ella sus manos y pies que los verdugos crueles tienen la barbarie de traspasar con clavos. Hacen crujir los huesos de este cuerpo sagrado y salir de sus heridas torrentes de sangre. ¡Oh! entonces, ¿quién puede expresar con palabras los dolores de Jesús en aquella efusión de Sangre? La Cruz se levanta, y se coloca en el hoyo que la está preparado, y Nuestro Señor crucificado queda expuesto a la vista de un pueblo inmenso. El sol se oscurece, las tinieblas cubren la faz de la tierra, las piedras se parten, los sepulcros se abren, los muertos resucitan, el velo del templo se rasga… Y sin embargo, Jesús ofrece su Sangre al Eterno Padre y le suplica por Ella que perdone a los que le crucifican. Borra con esta Sangre la sentencia de condenación eterna, aplaca la justicia irritada, consuma su sacrificio, y sella con esta Sangre y su muerte el Nuevo y Eterno Testamento; de sus llagas como de vivas fuentes corre esa Sangre que riega la tierra y la purifica de sus manchas: Sanguis Christi totum abluit orbem terrarum, como dice San Juan Crisóstomo. Y ¿quién no querrá participar de esta Sangre? ¿Qué alma no deseará ver las llagas sagradas del Redentor imprimirse en su corazón con los caracteres de su Preciosísima Sangre? ¿Quién no se sentirá todo inflamado de amor hacia Jesús crucificado que nos excita a beber en esta fuente de misericordia?

COLOQUIO
Redentor mío crucificado, si alguna vez por mis pecados me he unido a los que os crucificaron, y si he abierto esas llagas crucificándoos en mi corazón, hoy, lleno de afecto y arrepentimiento, siento el más vivo dolor, y por esa Sangre sagrada que se derrama por sí misma, os pido me perdonéis. Os adoro crucificado, y uno mis adoraciones a las que vuestra Santísima Madre María, el discípulo amado San Juan, la Magdalena, las Santas mujeres, y el buen ladrón convertido; os ofrecieron en el Calvario. Vos habéis dicho que cuando fueseis levantado de la tierra atraeríais a Vos todas las cosas por la efusión de vuestra preciosísima Sangre; pues he aquí que estáis levantado de la tierra sobre la Cruz: ¿permaneceré yo siempre apegado a la tierra? ¡Oh Señor! ¡Que sea hoy glorificado vuestro nombre! La Cruz es vuestra gloria; en virtud de la Cruz nos atraéis a Vos por los lazos de la Sangre, y pues que me habéis criado por pura misericordia vuestra, pues que el Crucificado ha estado pendiente sobre la tierra por mi redención, haced, oh Dios mío, que yo no me vuelva a separar de Vos; mirad que os lo pido por los méritos de esa Sangre tan tierna que habéis derramado por mi salvación.

EJEMPLO
Al salir de su infancia Santa Catalina de Génova, tenía en su aposento una imagen de Cristo muerto. A fuerza de mirarle así traspasado y ensangrentado se sentía toda inflamada de amor por Él, y quiso en seguida hacerse religiosa. Más llegada a la edad de dieciséis años debió desposarse con un caballero de la ciudad, y desde entonces, por instigación de los suyos, se entregó a las máximas y diversiones peligrosas del siglo. No encontrando en ellas ningún placer, sino más bien remordimientos, quiso hacer e hizo una confesión general, en la que, por un favor especial de la gracia, fue de tal manera penetrada de sentimientos de contrición, que quedó como anonadada y cambiada completamente. Se entregó a toda suerte de ejercicios de mortificación y de penitencia, repitiendo frecuentemente estas palabras: « ¡Oh amor mío! ¡No más pecar!» La contrición se aumentó y vivificó por una visión en la que el Señor crucificado se la apareció todo ensangrentado, y la decía que había sido reducido a aquel estado por los pecados de los hombres y por su amor a ellos. Tal espectáculo quedó tan grabado en su corazón, que no podía pensar en otra cosa y no hacía sino sollozar.

JACULATORIA
Padre Eterno os ofrezco la Sangre de Jesucristo en rescate de mis pecados y por las necesidades de vuestra Iglesia.

INDULGENCIA
El Soberano Pontífice Pío VII concedió cien días de Indulgencia por cada vez que se diga la anterior jaculatoria. Así consta del rescripto que se conserva en los archivos de los Padres Pasionistas de Roma.


==UN MINÚTO CON MARÍA==
27 de Julio.

«No temas, soy Ana, Madre de María» (II)

Yves Nicolazic, dicen los historiadores, se durmió tranquilamente. Sin embargo, todavía faltaba un año para que se pudiera decir la primera Misa de Santa Ana en el Bocenno. Dos cristianos laicos lo alentaron, los señores Kermedio y Kerloguen: este último, un terrateniente del campo de Bocenno, prometió donarlo para la capilla y le aconseja dejar constancia de los hechos maravillosos.
En la noche del 7 al 8 de marzo de 1625, aparece nuevamente santa Ana y también recomienda a Yves que lleve a sus vecinos: “Llévalos contigo al lugar donde te llevará esta antorcha, encontrarás la imagen (la estatua) que te protegerá del mundo, el cual finalmente sabrá la verdad sobre lo que te prometí”.
Unos momentos más tarde, los campesinos desenterraron al pie de la antorcha una vieja estatua de madera roída, con rastros de blanco y azul. Tres días después, los peregrinos comenzaron a llegar en multitudes para rezar a santa Ana frente a la estatua. Fue el cumplimiento de la profecía a Nicolazic sobre la multitud en marcha. Multitud que no se ha detenido hasta el día de hoy.
La primera Misa oficial se celebrará, por decisión del obispo, el 26 de julio de 1625, frente a una gran multitud, estimada en 100,000 personas. A partir de este día, Yves Nicolazic se convierte en constructor. Dirige el trabajo, conduce los carros con donativos de piedra o pizarra, la tala de la madera, paga a los contratistas y todo esto con sabiduría y probidad, él que no sabe leer ni escribir, y habla solamente la lengua bretona. Terminada la construcción de la capilla, desaparece, abandona el pueblo de Keranna para darle espacio a santa Ana y a los innumerables peregrinos.


==JESÚS Y MARÍA, UN SOLO CORAZÓN==
3 de 4

De esta forma, podemos concebir el Reino de María como la era en la cual Ella -Reina de los corazones y Reina de las mentalidades- atrae a sí todas las mentalidades y sobre éstas reinaría de modo a fundirlas en una sola, que sería la mentalidad de Jesús y de María.


==ORACIONES DE CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA==
12 de 12

POR NUESTROS HIJOS...
Nuestra Señora del Sagrado Corazón,
confío mis hijos a tu maternal solicitud
y te los consagro totalmente desde su más tierna infancia.
Que tu poderosa protección los acompañe
por todas partes.
Vela sobre ellos.
Consérvales la inocencia del alma
y la salud del cuerpo.
Dales de la Divina Bondad la luz en su falta de experiencia, el apoyo en sus debilidades,
el freno a sus pasiones,
a fin de que ellos se encaminen siempre por la vereda de la verdad y de la virtud.
Imprégnales el alma de ese sano temor a
Dios, principio de toda sabiduría, y de una lucha enérgica contra el respeto humano, compañías funestas y ocasiones peligrosas.
Y, después de haber servido constantemente
al Señor sobre la tierra, puedan recibir en el cielo la eterna recompensa de una vida santa
y edificante.
Así sea.

jueves, 25 de julio de 2019



==JULIO, MES DE LA PRECIOSÍSIMA SANGRE==
DÍA 26

Derramamiento de la Sangre Preciosísima de Jesucristo en la coronación de espinas.

I. No satisfechos los verdugos con haber cruelmente azotado al divino Redentor, hallaron medio de atormentarle allí donde no habían podido alcanzar sus varas, e impulsados por la barbarie más feroz, formaron una corona de agudas espinas; la hicieron entrar en su cabeza con tanta fuerza, que con los tormentos más inauditos llegó hasta sus sienes e hizo saltar de ellas Sangre. Ved aquí lo que han producido los pensamientos depravados de los hombres; el pecador jamás se harta; si no puede pecar por sus obras, entonces con el pensamiento y el deseo bebe como agua la iniquidad. Amable Redentor mío, Vos que teníais presente en vuestro espíritu todos los pecados del mundo, los presentes, los pasados y los futuros: «la voz de mis iniquidades ha alejado mi salud;» percibíais entonces el número y la enormidad de los pecados que se cometen con el pensamiento, veíais cómo el espíritu soberbio se embriaga en sus grandezas ambiciosas y cómo de un corazón depravado salen los odiosos pensamientos que manchan el espíritu. Todos los miembros, pues, de vuestro cuerpo estaban afligidos por el tormento de los azotes que sufríais entonces, y de ese modo dabais satisfacción a la Justicia divina por los pecados cometidos por obra. Sola la cabeza estaba exenta de los golpes, y ahora permitís que sea traspasada con las espinas más agudas, y con la Sangre Preciosa que corre por vuestro rostro adorable laváis las iniquidades de nuestro espíritu. ¡Oh inmenso amor que os ha hecho sufrir tantos tormentos por nuestros pecados!
II. Venid, almas devotas de la Sangre Preciosa de Jesús; venid a ver al pacífico Salomón coronado por su madre, es decir, por la pérfida sinagoga y la nación hebrea, de donde traía su origen según la carne, coronado, digo, de ignominia y de dolores; ved cómo desde su sagrada cabeza corre la Sangre por todas partes. ¿Cómo nuestro corazón puede sufrir semejante vista de Jesucristo así traspasado y ensangrentado? Sabed, sin embargo, que esta corona de desprecio y dolor la ha llevado con gozo y alegría por amor de la Iglesia su Esposa. Porque en este mismo día, muriendo por Ella, consumó con Ella y selló con su Sangre la alianza eterna y la unión indisoluble que contaría con Él en la muerte. Venid, pues, a contemplar el maravilloso espectáculo de un rey pacífico, y considerad los misterios de su caridad; abandonemos, pues, el reino de la muerte y la casa del pecado; humillemos nuestro orgullo, libremos nuestro espíritu de los malos pensamientos, y regocijémonos, si alguna vez podemos participar de sus humillaciones. Aprendamos de su ejemplo a renunciar al mundo, a detestar de espíritu y corazón todas sus vanidades, sus costumbres, sus máximas tan opuestas a la humillación de Jesús; y pues que Él fue aborrecido del mundo, sea nuestra gloria y nuestro consuelo sufrir las contradicciones y los desprecios de los insensatos amigos del mundo.

COLOQUIO
Jesús pacientísimo, ¿qué parte de vuestro cuerpo estuvo exenta de dolores y tormentos? Sólo la cabeza se había librado de los azotes; más ahora ya la veo taladrada; ya veo la Sangre que brotan fuentes tan numerosas como las puntas de esas agudas espinas de que está traspasada. La maldición de la tierra, condenada a no producir más que espinas y abrojos, fue la pena impuesta al orgullo de Adán que tenía la pretensión de ser semejante a Vos. Más esta pena sois Vos quien ahora la sufre y vuestra cabeza sagrada quien está agobiada con ella a fin de salir al encuentro de mis malos pensamientos. Mi corazón, lo confieso con el profeta Joel, mi corazón es un valle de espinas y abrojos; los malos pensamientos le despedazan continuamente y le hieren y golpean de mil maneras. ¡Dios mío! haced que esas espinas que traspasan vuestra frente, empapadas en Sangre divina, hagan caer gota a gota sobre mi cabeza un precioso licor que la purifique de todo pensamiento vicioso; que esas espinas traspasen y desgarren mi corazón, y que en esta situación comprenda que bajo una cabeza coronada de espinas no debe haber miembro alguno delicado: sub capiti espinoso non decet membrum esse delicatum.

EJEMPLO
La bienaventurada Santa Rita de Casia, del orden de San Agustín, muy devota de la Pasión de Jesucristo, maceraba continuamente su cuerpo con vigilias, ayunos, cilicios y particularmente con las espinas que tenía cuidado de poner entre su túnica. Desde media noche hasta la salida del sol se entregaba a la contemplación de Jesús crucificado. Un día que lo efectuó con más atención que nunca, postrada a los pies del Crucifijo, permitió Dios que una espina de la corona de Jesús viniese a herir su frente, de lo cual la resultó una llaga indeleble que, como un favor indecible, conservó hasta la muerte. Solamente el año Santo, como desease ir a Roma con las demás religiosas para conseguir las santas indulgencias, se cerró; pero apenas regresó a su monasterio se abrió de nuevo, y no volvió a cerrarse durante el resto de su vida. La santa miraba como el colmo de toda dicha el poder participar de una de las heridas causadas por las espinas que hicieron derramar tanta Sangre a su amable Salvador.

JACULATORIA
Padre Eterno os ofrezco la Sangre de Jesucristo en rescate de mis pecados y por las necesidades de vuestra Iglesia.

INDULGENCIA
El Soberano Pontífice Pío VII concedió cien días de Indulgencia por cada vez que se diga la anterior jaculatoria. Así consta del rescripto que se conserva en los archivos de los Padres Pasionistas de Roma.


==UN MINÚTO CON MARÍA==
26 de Julio.

“No temas, soy Ana, Madre de María” (I)

A principios de agosto de 1623, en la noche de un día de trabajo, mientras pensaba especialmente en santa Ana "su patrona", una luz muy brillante iluminó la habitación de Yves Nicolazic, un joven campesino bretón que vivía en Santa Ana de Auray, Bretaña (Francia), y vio en medio de la noche una mano sosteniendo una antorcha de cera. En varias ocasiones, Nicolazic se verá conducido por la noche, siguiendo por caminos encajonados, una antorcha que lo precedía. Una noche, yendo con su cuñado, ven a una dama blanca con una vela en la mano en el famoso campo Bocenno. Otra vez, una lluvia de estrellas cayó en el campo. Pero todos estos hechos se dan tranquilamente, lentamente. Y Nicolazic, aunque tiene dudas, no cambia nada en su vida, sino que reza aún más.
El 25 de julio de 1624, víspera de la fiesta de santa Ana, la Señora aparece de nuevo por la noche en el camino, le habla para tranquilizarlo y, antorcha en mano, lo lleva a casa. Nicolazic, sin embargo, no puede quedarse con su familia. Preguntándose sobre estos hechos, va a rezar a su granja. Entonces oye en el camino “el ruido de una gran multitud en marcha”. ¡Pero no hay nadie en el camino!
Luego, en la claridad, aparece la misteriosa Dama que le habla: "Yves Nicolazic, no tengas miedo. Soy Ana, madre de María. Dile a tu rector que en el terreno llamado Bocenno, hubo una vez, incluso antes de que hubiera alguna aldea, una capilla a mi nombre. Fue la primera de todo el país. Hace 924 años y 6 meses que está en ruinas. Quiero que se reconstruya lo antes posible y tú te encargarás de eso porque Dios quiere que ahí yo sea venerada”.


==JESÚS Y MARÍA, UN SOLO CORAZÓN==
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Al hablar del "Sagrado Corazón" de Jesús y María, en lugar de "Sagrados Corazones", San Juan Eudes indica que ambos forman una única mentalidad, pues la mentalidad como tal es susceptible de unión y fusión.

Así pues, ¿la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María no sería realmente la devoción de la Sagrada Mentalidad de Jesús y de María? ¿Y no sería esta devoción propia a producir en nosotros un cambio de mentalidad, mediante el trueque de corazones con Jesús y María, por el cual la mentalidad de Ellos penetre en nosotros y lleve nuestros corazones a latir en unísono con el de Ellos?

miércoles, 24 de julio de 2019



==UN MINÚTO CON MARÍA==
25 de Julio.

"La verdadera dicha de María"

Solo una vez, el Evangelio nos cuenta la reacción de una mujer ante la predicación de Jesús. Alza la voz de entre la multitud y exclama: "¡Bendita la que te dio a luz y te amamantó!” (Lc 11,27-28).
"(...) María dio a luz y alimentó a Jesús: en esto no es imitable y su alegría espiritual no se puede compartir. Pero lo que es cotidiano e imitable en la actitud de María es lo que Jesús quiere decir para que todos lo hagan: "¡Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la guardan!".
Es incluso un retrato de su Madre y es el que Jesús prefiere, porque ante esta actitud de la Sierva del Señor, recordando en su corazón la Palabra de Dios hasta que se cumpla, cada hijo, cada hija de Dios puede decirse a sí mismo: “Puedo parecerme a Ella, voy a parecerme a Ella"; y ese icono que Jesús tenía ante los ojos y en el corazón, tiene con todos nosotros un parecido.
En el fondo, la mujer de la multitud no se equivocó al pasar del Hijo a la Madre, vinculando a la Madre con el destino de su Hijo; pero entendió mal qué es la verdadera felicidad y dónde está la verdadera fuente de las Bienaventuranzas, y aquí es donde Jesús trae un segundo matiz, esencial.
La verdadera felicidad de María, su felicidad imitable, no es a nivel de los afectos familiares; no es una cuestión de suerte u orgullo. La verdadera fuente de las Bienaventuranzas, tanto para Ella como para nosotros, es la recepción de la palabra de Jesús y no el sentimiento de su cercanía.
María, la persona humana más cercana a Jesús a través de la carne y el corazón, fue particularmente la que vivió más intensamente su palabra. Esto es lo que Elizabeth gritó, gracias a la fuerza del Espíritu, en el día de la Visitación: “¡Bendita sea la que creyó lo que le fue dicho de parte del Señor!”. A lo que la Virgen respondió, refugiándose en su humildad, detrás del poder de Dios: “Todas las edades me llamarán bienaventurada, porque el Todopoderoso ha hecho grandes cosas en mí".


==ORACIONES DE CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA==
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POR NUESTRO HOGAR...
¡Oh Virgen María,
A tu Corazón Inmaculado, hoy consagramos
nuestro hogar.
Que esta casa sea, como la de Nazarét,
la mansión de la paz y de la felicidad,
por el cumplimiento de la voluntad de Dios,
por la práctica de la caridad, por el abandono a la Providencia Divina.
Vigila sus habitantes; refuérzalos en la fe cristiana, bajo tu maternal protección.
Oh Virgen María, bondadosa Madre,
reconstituye en el cielo este hogar que,
en la tierra, pertenece enteramente a tu sagrado Corazón.
Amén.


==JULIO, MES DE LA PRECIOSÍSIMA SANGRE==
DÍA 25.

Derramamiento de la Preciosísima Sangre de Jesucristo en la flagelación.

I. Entre los numerosos tormentos que Nuestro Señor sufrió en su Pasión, uno de los más crueles fue seguramente la flagelación que sufrió en el pretorio de Pilatos. Fue despojado de sus vestidos y atado desnudo a una dura columna: se aprestan los cordeles, los azotes de hierro y los manojos de espinas, y con estos crueles instrumentos desgarran el cuerpo del Redentor. Brota la sangre y ninguna parte de Él deja de estar ensangrentada, todo su cuerpo es una llaga. La profecía de Isaías se realiza; no hay en Él ni hermosura ni esplendor, esta despreciado, es el último de los hombres y el varón de dolores. Su cara esta como cubierta de un velo, no puede reconocérsele y parece un leproso castigado por Dios y humillado. Penetrados de compasión por el modo tan lastimoso en que representáis al varón de dolores, ¿quién de nosotros, oh Jesús mío, no debería aplicar a sí mismo las palabras del Profeta: “ha sido cubierto de llagas a causa de mis iniquidades y castigado por mis crímenes:” vulneratus est propter iniquitates nostras, attritus est propter scelera nostra; “lleva el castigo de mis faltas; por sus heridas y golpes he sido sanado; por esa Sagrada Sangre que ha derramado he hecho la paz con Dios:” disciplina pacis nostrae super eum, livore ejus sanati sumus. Jesus est pax mostra pacificans per sanguinem crucis. ¡Oh dureza de corazón, cuán detestable eres!
II. Más ¿cuál fue la falta que castigó más cruelmente a Jesús en la bárbara flagelación que sufrió y le hizo verter tanta sangre? ¡Ah! me parece estar oyendo al Padre Eterno: propter scelus populi mei percussi eum: “Por un crimen, que reina aún en medio de mi pueblo, he permitido que fuese de esta manera azotado mi divino Hijo.” ¿Y cuál es ese crimen? ¡Ah! demasiado sabido es; ese crimen es el vicio abominable de la impureza: «Dios, enviando a su Hijo revestido de la carne que le daba la semejanza del pecado, castigó en su carne las manchas de esta carne de pecado.» Cuando la carne había corrompido todos sus caminos, quiso Dios purificar de tantas manchas al mundo con un diluvio de agua; pues del mismo modo una lluvia abundante de la Sangre de Jesucristo, su Hijo muy amado, tan cruelmente azotado y atormentado, nos muestra, al mismo tiempo que la enormidad del pecado, el remedio pronto y soberanamente eficaz. Almas impuras, mirad cuánto han costado a Jesús vuestras delicias sensuales; mirad esas carnes inocentes y ese cuerpo virginal hecho una sola llaga: Atritus est propter scelera nostra. Tanta Sangre ¿no es bastante para haceros entrar dentro de vosotros mismos y atraeros al arrepentimiento? Almas penitentes, que en algún tiempo caísteis en semejantes abominaciones, pero que en seguida os arrepentisteis, mirad cuánta Sangre ha costado a Jesús vuestro error y vuestro pecado; tened siempre presente en vuestro corazón esta vista para impediros el que le flageléis de nuevo. Almas castas, almas puras, ved cuánta Sangre ha derramado Jesucristo para mereceros la gracia de que conservéis vuestra pureza. Esa Sangre, sacada por los pecadores de las venas de Jesús en medio de su cruel Pasión, prepara el remedio saludable para curar las heridas que semejantes golpes han ocasionado al alma: basta aplicarla en la mortificación, en la guarda de los sentidos y mucho más en la confesión sacramental, y entonces será para nosotros vuestra salvación, oh pecadores; pero si la despreciáis, esta Sangre será vuestra condenación y vuestra eterna ruina: Si secundum carnen vixeritis, moriemini.

COLOQUIO
¡Oh Jesús mío azotado! ¡qué reconvención es para mí esa Sangre inocente que derramáis! puesto que Ella me recuerda todos mis crímenes, y me reconozco culpable de haberme unido tantas veces a vuestros perseguidores y de haberos azotado con tantas varas como pecados graves he cometido. Y sin embargo, la voz de esa Sangre no grita venganza, sino misericordia; esa Sangre es el bálsamo saludable que quiero aplicar a mis profundas heridas; quiero en esa Sangre sumergirme y purificar esta pobre alma, manchada e impura; una sola gota es bastante para purificarme; por los méritos de esa Sangre inocentísima dadme el dolor de mis culpas, excitad en mí horror y odio al pecado, y haced que esa Sangre preserve mi corazón de toda mancha y de toda impureza a fin de ser admitido a la dicha de veros en el Cielo, en donde no entrarán las almas impuras, sino las almas castas.

EJEMPLO
Santa Teresa, devotísima de la Sangre Preciosísima de Jesucristo, se sintió toda conmovida a la vista de una imagen de Cristo azotado, cuya Sangre parecía brotar a los golpes; para enseñar el modo de orar deseaba que se pensase en los azotes que sufrió Jesucristo: «Pensemos, decía, en la Pasión de Jesucristo Señor Nuestro cuando estaba atado a la columna; pese nuestra inteligencia todas sus circunstancias, y juzgue de la grandeza de su dolor y de sus penas cuando se encontraba así solo y abandonado de sus amigos.» La devoción y afecto que profesaba a Jesús azotado la mereció escuchar un día de boca del mismo Jesús estas palabras: «Aunque tú nada tengas que darme, yo te doy toda mi Sangre a fin de que sea ofrecida por ti al Padre Eterno, segura de obtener por semejante medio todos los favores, aun los más señalados.»

JACULATORIA
Padre Eterno os ofrezco la Sangre de Jesucristo en rescate de mis pecados y por las necesidades de vuestra Iglesia.

INDULGENCIA
El Soberano Pontífice Pío VII concedió cien días de Indulgencia por cada vez que se diga la anterior jaculatoria. Así consta del rescripto que se conserva en los archivos de los Padres Pasionistas de Roma.


==ORACIONES DE CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA==
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He aquí mi corazón, mi buena Madre. Tómalo que a Tí recurre buscando reposo; cansado de oir los vanos rumores de la tierra, vengo a escuchar tus secretas palabras llenas para mí de alegría y encanto; amo tanto la corona que hobra tu frente como tu sonrisa tan dulce, tu mirada tan maternal; mientras te contemplo, Madre Mía, me pareces más bella; aquí vengo a depositar a tus pies mi corazón; bien conoces su inconstancia; date prisa a tomarlo porque tal vez esta misma noche ya no estará en mi poder y muchas lágrimas me costará recuperarlo; tómalo y guárdalo en el tuyo, y si en adelante te lo volviera a pedir alguna vez ... oh no me lo entregues; dime que es tuyo para siempre.

Hazme puro a tus ojos, dame la inocencia, un corazón grande para amarte y tu regazo maternal para dormir; dame la fe, la esperanza y la caridad, virtudes en esta vida y una santa muerte. Cuando mis pasos bajen a la tumba; cuando mis labios hayan gustado del cáliz de la amargura, dame las alas de la paloma y sal a recibirme a las puertas del cielo.

Virgen Santísima yo me consagro a Tí desde este sábado hasta el venidero; prometo guardar castidad en mis pensamientos, palabras y obras y para asegurarme en estos santos propósitos te pido Tu Santa Bendición.

Bendíceme Hija del Padre y líbrame de los malos pensamientos, bendíceme Esposa del Espíritu Santo y líbrame de las malas imaginaciones y de las malas obras; bendecid en fin Madre Mía, todos y cada uno de los instantes de esta semana en que me consagro a Ti.

María Santificadora, acuérdate que soy tuyo, no me desampares en la vida ni el la muerte y en este día dame tu Santa Bendición. Amén.


==JESÚS Y MARÍA, UN SOLO CORAZÓN==
1 de 4

Meditar sobre el Sagrado Corazón de Jesús es, pues, considerar la sagrada mentalidad, o psicología, del Señor, en un solo todo formado por su voluntad divina y su voluntad humana.
El Inmaculado Corazón de María, a su vez, es el purísimo joyero en el que encontramos al propio Corazón de Jesús. Al corazón de la madre le corresponden especialmente la bondad, la generosidad y la indulgencia, porque las buenas madres son más llevadas a eso por su modo de ser.
Así, el Corazón Inmaculado de María es la máxima representación de todo ese afecto y dulzura maternos para con nosotros, en un grado inimaginable, como nadie ha tenido. Pero su Corazón es sobre todo la Sede de la Sabiduría, una virtud atinente no sólo a la inteligencia, sino también a la voluntad. Luego, el Corazón Sapiencial es el corazón que quiere, que desea y que ama todo de acuerdo con la fe, la recta razón y el sentido común.

martes, 23 de julio de 2019



==JULIO, MES DE LA PRECIOSÍSIMA SANGRE==
DÍA 24

La efusión de la Sangre de Jesucristo en el huerto de Getsemaní.

I. Se iba acercando la hora decretada desde la eternidad en que el Hijo de Dios debía sacrificarse por nosotros, pecadores, en medio de los más crueles tormentos; por este motivo, después de haber celebrado la Pascua con sus discípulos y haber dejado la prenda más sincera de su caridad en la institución del Santísimo Sacramento, salió del Cenáculo y se encaminó a Getsemaní a donde acostumbraba retirarse para orar. Más ¡ay! que en esta oración se turbó, se entristeció y sufrió la agonía de la muerte: cœpit pavere, et tædere; cœpit contristari et mæstus esse. Dos verdugos se encarnizaron contra Él y desgarraron su tierno corazón; de una parte la vista de los pecados del mundo, y de otra los tormentos que le preparaba la pérfida Sinagoga. ¡Ay! ¡Qué tempestad de tristezas y de dolores se levanta en su corazón afligido! Entonces fue cuando la Sangre de Jesús, no hallando ya su curso acostumbrado, brotó de su frente, y corrió por su rostro y por sus vestidos, y por último regó la tierra. Jesús cayó entonces como herido de muerte, y bañado en su propia Sangre. Aquí, oh alma mía, ¿cómo puedes sufrir la vista de Jesús en tan penoso estado? Y ¿quiénes son los que os han reducido a él, oh Jesús mío, y han hecho salir de vuestro cuerpo toda esa Sangre? Me parece estar oyendo la respuesta que dio a Santa Catalina de Sena: «el odio y el amor: el odio al pecado, el amor a los hombres.» ¡Oh! ¿Cómo mi corazón no se derrite de dolor y de amor?
II. Sintiendo Jesús la flaqueza de su humanidad, se volvió hacia su Eterno Padre y le dirigió esta oración: «Padre mío, si es posible alejad de mí este cáliz.» Más viendo que la voluntad de su Padre era que sufriese la muerte; viendo que la divina justicia quería satisfacción por los pecados de los hombres, añadió al punto: Verumtamen non sicut ego volo, sed sicut tu; “pero hágase tu voluntad y no la mía;” hágase la Voluntad divina y no la voluntad humana; e intrépido y con paso firme, salió al encuentro del juez y de los soldados que venían a prenderle. ¡Oh! ¡Qué grande instrucción nos da Jesús bañado en su Sangre en el Huerto! ¡Qué perfecta lección de resignación a la voluntad divina en todas nuestras adversidades! “Hágase vuestra voluntad,” decía en medio de sus dolores, Y ¿son estas nuestras palabras, son estos nuestros sentimientos en nuestras angustias y aflicciones? ¿Nos resignamos enteramente a esta voluntad divina, que no busca más que nuestra santificación, o antes bien, en nuestra obstinación y dureza? ¿no tratamos de satisfacer nuestra voluntad más bien que la de Dios? Si las cosas suceden según nuestros deseos y el amor desarreglado de nosotros mismos que nos predomina, nos es fácil repetir: «Hágase vuestra voluntad;» pero si están en oposición a nuestros deseos, entonces al momento nos resentimos de ello, y si entonces nuestros labios repiten dichas palabras, nuestras acciones las contradicen.

COLOQUIO
¡Ah Jesús mío, cubierto de Sangre en el huerto de vuestras aflicciones! ¡Cuánto me instruís hoy y me confundís al mismo tiempo! Vos en medio de tantas penas estáis dispuesto a hacer la voluntad divina hasta sufrir la muerte, y yo al más ligero contratiempo, abandono esta perfecta resignación que por todos títulos debo a vuestra amabilísima voluntad; vos me empeñáis a someter mi voluntad a vuestro Eterno Padre, enseñándome en la oración dominical a repetir de corazón «Hágase vuestra voluntad;» y yo ¡cuántas veces me he rebelado contra esta voluntad abandonándome a las pérfidas instigaciones de mi amor propio! Hoy, pues, que reconozco mi error, quiero ponerle remedio. Y esta Preciosísima Sangre derramada por vosotros será la que me valga para obtener esta perfecta resignación. Sí, por esta Sangre de misericordia espero y confío que me daréis vuestra gracia, la fortaleza de repetir en todas las desgracias y en todos los padecimientos, en las enfermedades y tribulaciones: «Hágase, hágase vuestra voluntad.»

EJEMPLO
San Carlos Borromeo era sumamente devoto de la Sangre adorable de Jesucristo y antes de morir quiso ir al monte de Váralo para meditar en las piadosas capillas de este santuario la efusión de esta Sangre preciosa. Llegado, pues, cerca del último término de su vida, hizo colocar cerca de su cama una imagen de Jesús agonizando y orando en el Huerto con el fin de endulzar el paso a la eternidad y dijo al P. Francisco Panigarola, que fue a visitarle, estas palabras: «Recibo un gran alivio y consuelo en mis enfermedades por la contemplación de los misterios de la Pasión de Nuestro Señor y particularmente en la de su Agonía en el Huerto y de su Sepultura, principio y fin de su Pasión.»

JACULATORIA
Padre Eterno os ofrezco la Sangre de Jesucristo en rescate de mis pecados y por las necesidades de vuestra Iglesia.

INDULGENCIA
El Soberano Pontífice Pío VII concedió cien días de Indulgencia por cada vez que se diga la anterior jaculatoria. Así consta del rescripto que se conserva en los archivos de los Padres Pasionistas de Roma.



AMÉN 🙏

lunes, 22 de julio de 2019



== UN MINÚTO CON MARÍA==
23 de Julio.

¡María siempre cumple!

En Viena, Austria, en el año 1920, un anciano moribundo responde al padre Peter, el sacerdote que le ofrece los últimos sacramentos: “¡Le digo que no!”. El anciano ya había echado a otros sacerdotes que iban a visitarlo, ¡maldiciéndolos!
Entonces, el padre Peter se sienta en un rincón de la sala y comienza a rezar el Rosario, pensando en las palabras de san Clemente Hafbauer, el apóstol de Viena: "Cuando voy donde una persona moribunda, rezo mi Rosario y nunca es en vano. Ninguno ha muerto sin los últimos sacramentos”.
Una vez más, el sacerdote se acerca al hombre moribundo que está cerca del final; pero el moribundo, reuniendo sus última fuerzas, se levanta y grita: "En el triple nombre de Satanás, ¡no!".
Sin perder la paciencia, el padre Peter retoma su Rosario y se dirige, suplicante, a la Madre de Dios: "En nuestra iglesia ponemos muchos exvotos que dicen cómo María siempre nos ayuda. Si dejas que este pobre pecador se vaya a la eternidad sin los últimos sacramentos, pondré un exvoto diciendo que María no me respondió”.
Luego se acerca al moribundo por última vez, presentándole un crucifijo y diciéndole: “¿Sabes quién dio su vida por los hombres?”. Hay un momento de silencio, luego el moribundo responde: "¡Nuestro Señor Jesucristo!". Y, milagrosamente, el hombre besa la cruz con gran fervor varias veces y pide el santo viático, antes de expirar en paz. En reconocimiento, el padre Peter mandó colocar un ex voto en su iglesia con esta inscripción: "María siempre cumple".


==JULIO, MES DE LA PRECIOSÍSIMA SANGRE==
DÍA 23

La Sangre Preciosísima de Jesucristo nos alienta a llevar con paciencia nuestra cruz.

I. La vida del cristiano debe ser una vida crucificada, dice San Agustín, pues que somos discípulos de Jesús, que murió por nosotros derramando su Sangre en una Cruz. Y en efecto, el Redentor mismo dice en su Evangelio que quien quiera seguirle debe tomar su cruz y marcar sus pasos por el camino del Calvario. Asegura el Apóstol que jamás será digno del nombre de cristiano aquel que no vive crucificado: qui cum Christi carnem suam crucifixerunt cum vitis et concupiscentiis. Y por cierto que no faltan ocasiones de crucificar su carne rebelde con sus depravados deseos en este miserable valle de lágrimas en que vivimos, y en el que cada paso nos acarrea amarguras y sinsabores. ¿Quién, pues, será quien lleve voluntariamente su cruz y se resigne enteramente a la voluntad divina en las adversidades de la vida? ¿Quién que viva crucificado? ¿Quién? aquel que sea devoto de la Preciosísima Sangre de Jesucristo, hallando en Ella su consuelo y un poderoso estímulo para conseguir la abnegación de sí mismo y la crucifixión de su carne. Si el alma considera atenta y devotamente al Crucificado y la Sangre que se desprende de sus llagas, si mira su cabeza coronada de espinas, su cuerpo azotado, su costado abierto, ¿cómo podrá rehusarle su compasión? A su vista el corazón se sentirá movido a llevar su cruz, cada tribulación será para él causa de alegría y regocijo y se tendrá por dichoso en beber de ese cáliz del que Jesús gustó primero las amarguras. Si la cólera, si la impaciencia se rebela en nosotros, la Sangre de Jesús, dice San Juan Crisóstomo, es como una medicina celestial, que, introducida en nuestras entrañas, hacen perecer los gusanos y todos los insectos venenosos que quisieran dañar nuestra vida. Tan poderosa es esta Sangre divina para refrenar la impetuosidad de las Pasiones y en particular la ira con sus deplorables resultados.
II. ¿Cuál no será el consuelo del alma en medio de sus sufrimientos si considera el mérito adquirido para ella por la Sangre de Jesús? Esta Sangre no solamente ha hecho fácil el camino de la cruz, sino que ha hecho meritorios nuestros sufrimientos y tribulaciones. Bañadas con esta Sangre de un valor infinito suben al Cielo y allí encuentran una recompensa eterna; y en virtud de esa Sangre divina, los sufrimientos de un instante producen un bien eterno. Por eso, animados por esta Sangre preciosa, los Apóstoles, gozosos y llenos de alegría, salían valerosamente al encuentro de las persecuciones; por el nombre de Jesús fueron hechos dignos de sufrir los ultrajes, los azotes, las cadenas y la muerte. Esta Sangre hacía que los mártires desafiasen a los más feroces verdugos y a todos los crueles tormentos con que les amenazaban los tiranos; los solitarios y los penitentes sentían por los méritos de esta Sangre inundado de júbilo su corazón. ¿Por qué, pues, no produciría el mismo efecto en nuestros corazones esa Sangre adorable, si tuviéramos el alma y el corazón inundados siempre de ella, si considerásemos las penas y los dolores de Aquel que la ha derramado por nosotros, si le amásemos con una caridad ardiente? ¡Oh dichosa alma que se sumerge continuamente en la Sangre de Jesús!

COLOQUIO
Sangre Preciosísima de mi Jesús, ¡qué aliento me comunicáis para sufrir con paciencia las cruces que incesantemente se encuentran en este miserable destierro y que tanto he merecido yo por mis pecados! El ejemplo que me ha dado Jesús y el mérito que ha adquirido en la efusión de esa Sangre Preciosa, será siempre para mí un poderoso aliciente para padecer y sufrir. El inocente ha querido morir derramando su Sangre en una cruz para merecerme, a mí pecador, una gloria eterna. Ha bebido el cáliz amargo de tantas penas para endulzar mis aflicciones. Y ¿rehusaré yo las cruces? No, no conviene, Jesús mío, que yo vaya por otro sendero que por el del Calvario que vos habéis andado por mí. ¡Oh Cruz preciosa! repetiré yo también, recibid al discípulo como habéis recibido al Maestro cuyo ejemplo y palabras me enseñan a sufrir. No dejéis de castigarme con vuestra tierna mano, que yo no cesaré de besarla, porque si ella me castiga, es para mí salvación; dadme qué sufrir, y estaré satisfecho. «Quemad, cortad, diré con San Agustín, no me perdonéis aquí, para que me perdonéis en la eternidad.»

EJEMPLO
Por medio de grandes tribulaciones probó el Señor e hizo más perfecta la virtud de San Eleazaro, conde de Ariane. Fue injustamente despojado de sus bienes, ignominiosamente degradado de sus honores y sujeto a otros males y padecimientos muy crueles. Sin embargo, en medio de tantas amarguras jamás se le vio dar ninguna señal de turbación, jamás se permitió una queja y menos un movimiento de impaciencia; esta tranquilidad de alma maravillaba a todos los que le observaban. Un día, la condesa Delfina, su esposa, le pidió explicaciones acerca de semejante resignación, y la respondió: «Cuando sobreviene alguna contrariedad me oculto en las llagas de Jesucristo; reflexiono cuánto ha sufrido el Señor por mí y no salgo de estas reflexiones sin que sus heridas y su Sangre me hayan endulzado y aligerado todas mis penas.»

JACULATORIA
Padre Eterno os ofrezco la Sangre de Jesucristo en rescate de mis pecados y por las necesidades de vuestra Iglesia.

INDULGENCIA
El Soberano Pontífice Pío VII concedió cien días de Indulgencia por cada vez que se diga la anterior jaculatoria. Así consta del rescripto que se conserva en los archivos de los Padres Pasionistas de Roma.