==UN MINÚTO CON MARÍA==
11 DE JUNIO, 2022
"Desde el principio los dos Corazones estaban unidos de forma adorable"
Hasta nuestros días, era costumbre practicar la consagración a los dos Corazones por separado, primero al Sagrado Corazón de Jesús y luego al Corazón de María. La consagración a ellos de la Iglesia universal y del mundo por parte del papa León XIII marcó su apogeo.
Así, en 1899, el papa León XIII consagró la Iglesia y el mundo al Sagrado Corazón de Jesús; en 1942, el papa Pío XII dedicó por un acto similar la Iglesia y el mundo al Inmaculado Corazón de María. El papa Juan Pablo II renovó esta misma consagración en 1984 y en el año 2000.
Jesús y María son inseparables. Por eso, nosotros confiamos y nos entregamos a los dos Corazones simultáneamente.
En las letanías del Sagrado Corazón rezamos: “Sagrado Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en la Virgen Madre”. En el seno de la Virgen, bajo el impulso del Espíritu Santo, Jesús se hizo hombre con corazón de hombre. Desde el principio, los dos Corazones estuvieron unidos de forma adorable.
Fue el Corazón de María el primero en venerar al Corazón de Jesús y en captar la profundidad de su amor. María, madre y educadora, formó el corazón humano de su hijo. En el momento en que la lanza del soldado romano atravesó el corazón de Jesús crucificado, el corazón de María fue atravesado también por la espada de los dolores. El Sagrado Corazón de Jesús es el reflejo mismo del Corazón de su Madre.
En la Iglesia, la devoción al Corazón de María y al Sagrado Corazón evolucionaron simultáneamente. Al día siguiente de la fiesta del Sagrado Corazón, recordamos el Inmaculado Corazón de María, lo cual da testimonio de la íntima relación entre las dos devociones.
En 1916, durante las tres apariciones del ángel en Fátima, el ángel de la paz habló tanto del Corazón de Jesús como del de María. ¡La Madre está siempre con su Hijo! Durante la segunda aparición de la Virgen en Fátima, el 13 de junio de 1917, Lucía recibió la misión de propagar el culto del Inmaculado Corazón de María, garantizando la salvación del mundo. En ese momento, la devoción al Corazón de Jesús ya era fuertemente practicada y valorada.
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