==UN MINÚTO CON MARÍA==

12 DE OCTUBRE, 2023

"María, Reina amada del pueblo brasileño"

Brasil es el país católico más grande del mundo, como dijo el papa Juan Pablo II durante el centenario de la coronación de Nuestra Señora de Aparecida en 2004.

Fue el papa san Pío X quien coronó a la Virgen María como "Reina del Brasil" en 1904. Pero la historia de la devoción mariana en Brasil comienza a inicios del siglo XVI, cuando la flota del almirante portugués, Pedro Álvares Cabral (1467-1520) desembarca en abril de 1500, en la costa de una tierra aún desconocida y que primero fue llamada "Isla de Vera Cruz", antes de darle su nombre actual, Brasil (de la palabra “pau-brasil” o “madera en brasas” que evoca los colores de fuego de los troncos de los árboles).

De hecho, después de ponerse bajo la protección materna de María, la flota portuguesa, comandada por Pedro Álvares Cabral, partió, a principios de 1500, a descubrir tierras lejanas, más allá del Atlántico. Y es nuevamente la Virgen María, bajo el nombre de Nuestra Señora de la Esperanza, quien pisó por primera vez suelo brasileño, gracias a Pedro Álvares Cabral quien, a su llegada, hizo celebrar la primera Misa en este nuevo suelo en presencia de la estatua de la Virgen que trajo con él. Por eso a los brasileños les gusta decir que "Brasil nació en los brazos de María".

Además, ¡toda la costa brasileña está dedicada a la Virgen! El primer gran santuario mariano conocido, erigido en Brasil, fue el de Nuestra Señora de las Gracias, en Bahía (o Baia), tras una aparición de María a una joven india casada con un portugués, en la década de 1530.

Los santuarios marianos son sumamente numerosos en este vasto país, pero el mayor testimonio de la devoción a María, en su Inmaculada Concepción, sigue siendo ciertamente el santuario construido en honor de la Virgen Inmaculada en Aparecida, a orillas del río Parahiba, en el estado de Sao Paulo. Fue ante la Virgen de Aparecida que, en 1946, ¡Brasil renovó su consagración al Inmaculado Corazón de María! Porque María es verdaderamente "la Reina amada del pueblo brasileño", como nos recuerda la oración de consagración.