"Los cinco minutos de Maria"

"Los cinco minutos de Maria"
Textos tomados del Libro "Los cinco minutos de María" del Padre Alfonso Milagro.

lunes, 27 de mayo de 2024


 ==UN MINÚTO CON MARÍA==

27 DE MAYO, 2024


«A veces uno sana al irse»


En 1928, Enriqueta Lemoine, de 16 años, sufrió una parálisis de las cuerdas vocales. Durante dos meses y medio, la joven no pudo emitir ningún sonido. Después de varias consultas en los hospitales de París, todos los médicos declararon que la enfermedad era incurable.


Era una laringitis tuberculosa y solo le dieron unos meses de vida. Desesperada por un diagnóstico que eliminaba toda esperanza de recuperación, su madre, habiendo oído hablar del P. Lamy* y de las múltiples gracias que había alcanzado de la Santísima Virgen, decidió llevar a su hija, el 4 de junio de 1928, a Nuestra Señora de los Bosques, el lugar de peregrinación fundado por el P. Lamy.


Después de haber orado larga y confiadamente, y haber recibido la bendición del padre Lamy, la madre se dirigió con un gesto de dolor al humilde sacerdote: “Padre, nos vamos, pero mi hija no ha sanado”. El buen sacerdote, sonriendo, respondió: “A veces uno sana al irse».


Llena de confianza, la madre y su hija emprendieron el camino a casa. Cuando se encontraban entre Chalindrey y Langres (este de Francia), la pequeña, con señas, indicó que se estaba ahogando. Desesperada, la madre le dijo a su hija: “Entra al portal”. Pero Henriette respondió: “Mamá, mamá, me parece que estoy curada. Es un milagro… estoy hablando”. En efecto, la Santísima Virgen, Nuestra Señora de los Bosques, acababa de responder a la oración humilde y confiada de su hija. ¡Qué podemos decir de la alegría de la madre!


A partir de ese momento, la joven, completamente recuperada, pudo retomar su vida normal. Hoy, todavía en perfecto estado de salud y sin haber sentido nunca ningún síntoma de su antigua enfermedad, se complace en publicar el relato de su recuperación.


Henriette Lemoine trabajó desde octubre de 1926 en la Escuela Profesional, ubicada en el número 32 de la calle Geoffrey Saint Hilaire de París, distrito V. Fui testigo de su enfermedad y de su repentina recuperación.

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