"Los cinco minutos de Maria"

"Los cinco minutos de Maria"
Textos tomados del Libro "Los cinco minutos de María" del Padre Alfonso Milagro.

viernes, 5 de mayo de 2017

==UNA FIESTA MARIANA PARA CADA DIA DEL AÑO==

4 de Mayo.

==Nuestra Señora de Laus, Francia==

El 4 de mayo del 2008 se aprobó esta aparición.
Sucedió en los altos Alpes franceses por la vidente Benôite Rencurel entre 1664 y 1718.
Es la 12ª aprobación de una Aparición en la historia de Iglesia.
Y la más larga serie de ellas, duraron 54 años.
Durante la Misa, Mons. di Falco recordó que éstas son las primeras apariciones marianas reconocidas oficialmente en el siglo XXI por el Vaticano y la Iglesia de Francia.
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Es la primera vez que un acontecimiento tan singular ocurre desde las apariciones de Lourdes en 1862.

“Reconozco el origen sobrenatural de las apariciones y los hechos y dichos, experimentados y narrados por Benita Rencurel.
Animo a todos los fieles a venir y orar; y buscar renovación espiritual en este santuario”, dijo el Prelado.
Tras minuciosos exámenes de los hechos referidos a la aparición, la Iglesia aprobó durante el curso de la historia 11 apariciones de 295 propuestas para su indagación hasta ahora, la 12ª es la actualmente aprobada de Nuestra Señora de Laus o del Lago.

Mons. di Falco recordó que
“nadie está obligado a creer en las apariciones, incluso en aquellas reconocidas oficialmente; pero si son una ayuda en nuestra fe y nuestra vida diaria.

¿Por qué habría que rechazarlas?”.
El Santuario de Nuestra Señora de Laus atrae unos 120 mil peregrinos al año.
El gran filósofo católico Jean Guitton dijo de este santuario que: “constituirá uno de los tesoros más ocultos y poderosos de Europa”.
El Santuario se ha desarrollado en torno a la Basílica, edificada en el lugar en el que la Virgen María se apareció a una pastora de 17 años, Benita Rencurel, de 1664 a 1718, en una aldea aislada en la falda de la montaña, a 900 metros de altura.

Ésta murió a los 71 años, reconocida por todos como una santa por el fervor de su oración, su paciencia y su dulzura en la acogida a los peregrinos, y su obediencia a la Iglesia.

LA HISTORIA DE LA APARICIÓN
El 16 de septiembre de 1647, Benita Rencurel ve la luz en el pequeño municipio de Saint-Étienne d’Avançon (Alpes del sur – Francia).
Sus padres, buenos católicos, se ganan modestamente la vida con el trabajo de sus manos. Cuando Benita nace, ya tienen una hija, Magdalena, y una tercera, María, nacerá cuatro años más tarde.
El padre, Guillermo Rencurel, muere cuando Benita, llena de vida y de alegría, tiene sólo siete años.
Para la viuda y sus tres hijas, aquella desaparición supone la miseria material.
Como en Saint-Étienne d’Avançon no hay escuela, Benita nunca podrá aprender a leer ni a escribir.
Su única instrucción le llega a través del sermón de la Misa dominical, de donde aprende que María es la muy misericordiosa Madre de Dios, lo que despierta en ella el deseo de verla.
Benita, alma contemplativa, gusta de rezar largamente.
Un día de mayo de 1664, Benita, que trabajaba de pastora para unos campesinos vecinos, estaba rezando el Rosario.
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Cuando ve a una hermosa Señora sobre un peñasco que lleva de la mano a un niño de belleza singular..
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“¡Hermosa Señora! –le dice–, ¿Qué estáis haciendo ahí arriba?.
¿Queréis comer conmigo? Tengo algo de pan bueno, lo remojaríamos en la fuente”.

La Señora sonríe ante su sencillez, pero no le dice nada.

“¡Hermosa Señora! ¿Podríais darnos por favor a ese niño, que tanto nos alegraría?”.
La Señora sonríe de nuevo sin responder.
Después de permanecer algún tiempo con Benita, toma a su niño en brazos y desaparece en una cueva.
Durante cuatro meses, la Señora se muestra todos los días, conversando con gran familiaridad con la joven, educándola para su futura misión.
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Benita cuenta sus visiones a la dueña del rebaño, quien en un principio no le cree, pero que una mañana la sigue en secreto hasta el pequeño valle de Fours.
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Una vez allí, no consigue ver a la Señora, pero oye las palabras que ésta dirige a Benita.

La aparición pide a Benita que advierta a su dueña de los peligros que corre su alma:
“Tiene una mancha en la conciencia. Que haga penitencia”.
Afectada por aquello, ésta se corrige, vuelve a frecuentar los sacramentos y vive el resto de sus días muy cristianamente.
El 29 de agosto, Benita pregunta a la visitante cómo se llama, y ella le responde:
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“Mi nombre es María”.

Pero, al mismo tiempo, la Virgen le anuncia que las apariciones cesarán durante un tiempo indeterminado.
De hecho, Benita pasa un mes sin ver a la Señora; esa ausencia, que la priva de apreciables consuelos, contribuye a purificar su alma.
Por fin una mañana, a finales de septiembre, la pastora, que acaba de detener sus corderos y cabras a la orilla de un río, vislumbra delante de ella, resplandeciente como un hermoso sol, a María.
Se apresura a reunirse con ella pero, al ver que el viejo puente que franquea el río está roto, atraviesa el curso de agua a lomos de una gran cabra.
Cuando llega junto a la aparición, pregunta:
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Señora, ¿de dónde que me hayáis privado durante tanto tiempo del honor de vuestra presencia?.
En adelante, cuando quieras verme acude a la capilla que se encuentra en el lugar de Laus,responde la Señora mientras le indica el camino que debe seguir.
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Al día siguiente, Benita se dirige a la aldea de Laus y llega a la pequeña capilla.

Entra inmediatamente y ve en el altar a la Virgen María, que la felicita por haber buscado sin impacientarse.
Aunque radiante de haber vuelto a ver a Nuestra Señora, Benita se encuentra confusa al percatarse de la pobreza y suciedad del lugar, y propone cortar su delantal en dos para poner un mantel a sus pies.
A partir del otoño, la Virgen María saluda a Benoite en la aldea de Laus, frente a Saint-Étienne.

La Virgen contesta:.
“…pronto no faltará nada aquí. Ni vestimentas, ni lino para el altar ni velas.
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Quiero que en este lugar se construya una iglesia grande, con un edificio para los sacerdotes residentes.
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La iglesia se construirá en honor a mi querido Hijo y al mio.
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El objetivo de esta iniciativa, que se realizará rápidamente, es iniciar a los cristianos a un camino de conversión, especialmente por el sacramento de la confesión.
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Aquí muchos pecadores se convertirán.
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Yo me apareceré aquí con frecuencia.
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Le he pedido a mi hijo Laus y me lo ha concedido”.

Benoîte se convierte entonces en miembro de la Tercera Orden dominica.
Durante el invierno de 1664-1665, Benita sube hasta Laus muy a menudo, donde ve cada vez a la Virgen, quien le recomienda “rezar continuamente por los pecadores”.
Nuestra Señora nos da a entender con ello que los pecadores se hallan en un estado lamentable.
Dios está ofendido por sus pecados, pero quiere prodigarles su misericordia, que no puede aceptarse sino libremente.
La noticia de las apariciones se propaga entre los aldeanos, gracias a las veladas de las noches de invierno.
A partir de San José (19 de marzo), los peregrinos acuden a Nuestra Señora de Laus.
Muchos de ellos han alcanzado favores por su intercesión, y vienen para confesarse y para hacer el propósito de cambiar de vida

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