"Los cinco minutos de Maria"

"Los cinco minutos de Maria"
Textos tomados del Libro "Los cinco minutos de María" del Padre Alfonso Milagro.

miércoles, 29 de noviembre de 2017




==UNA FIESTA MARIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO==

29 de Noviembre.

♡Nuestra Señora de Beauraing♡

"15 años después de Fátima, La Virgen se apareció a cinco niños en Beauraing, Bélgica. Estas apariciones, junto con las de la cercana ciudad de Banneaux, prepararon el camino para los mensajes Marianos de Ámsterdam.

Las apariciones de la Virgen en Beauraing y Banneaux ocurrieron dentro de un período de seis semanas y ambas están aprobadas por la Santa Sede. Ámsterdam tiene la aprobación de su obispo.

El 21 de diciembre Nuestra Señora se dio a conocer a los niños: 'Yo soy la Virgen Inmaculada.' La Virgen se hizo ver con su corazón resplandeciente y dorado.

El 3 de enero La Virgen dijo a Andree: "¡Soy la Madre de Dios, La Reina del Cielo. Reza siempre!"

Finalmente le dijo a Fernande:

-¿Amas a mi Hijo?
-¡Sí!- exclamó la niña.
-¿Me amas a mí?
- ¡0h, sí!.
- Entonces sacrifícate por mí.

Había terminado la Primera Guerra Mundial y el mundo entero pasaba por la Gran Depresión. Poco podían imaginarse que pronto vendría otra guerra peor. Este fue el marco histórico de la visita de Nuestra Madre que nunca esta lejos de los que sufren y que quiere prepararnos para que seamos capaces de vencer las adversidades y llegar al cielo.

Beauraing era y sigue siendo una humilde aldea en el sudoeste de Bélgica, a unas 4 millas de la frontera con Francia. En la época de la aparición de Nuestra Señora, la población era de solo unos 2,000 habitantes. También allí se sufrían los estragos de la Gran Depresión, pero lo sobrellevaban mejor por ser gente sencilla y cercana al campo.

Desde el 29 de noviembre del 1932 hasta el 3 de enero del 1933, La Virgen María se apareció casi todos los días a cinco niños. A veces venía varias veces al día, de manera que hubo un total 33 apariciones.

El contenido del mensaje fue muy breve, dos o tres palabras, pero fuerte. Algunos trataron de añadir, pero los niños se mantuvieron firmes al mensaje.

Los niños videntes y sus familias

La familia Degeimbre. Germaine, una mujer fuerte, simpática y práctica que supo proveer sola por sus hijas, es la madre de dos de las videntes, Gilberte de 9 años y Andree de 14. La hija mayor, Jeanne, de 17 años, nunca vio a la Virgen y, movida por la envidia, atacó mucho a sus hermanas llegando hasta la calumnia y el desprecio a las apariciones. Los padres, así como las dos primeras hijas nacieron en Beauraing, pero la familia se había mudado a Voneche donde el padre consiguió trabajo cuidando una granja. Allí se quedaron por 13 años. Al morir el padre, la familia regresó a su pueblo natal. Solo llevaban dos años de regreso en Beauraing cuando ocurrieron las apariciones.

La familia Voison. Héctor y Marie Loose Voison eran los padres de los otros tres videntes, Fernande de 15 años, Gilberte de 13 y Alberto. Héctor, empleado del ferrocarril, para aumentar su pobre ingreso, abrió una tienda con su esposa en la calle principal del pueblo. Los Voisons estaban muy involucrados en el Partido Socialista y habían abandonado la práctica de la fe católica.

Un día los niños fueron al convento a recoger a Gilberte y jugaban frente a la puerta. De repente, Alberto exclamó emocionado: "Miren, la Virgen, vestida de blanco, está caminando en el puente." Las niñas no le prestaron ninguna atención. Pero entonces Femande, por el tono de alarma en la voz de su hermano y por la expresión de su rostro, hizo le hizo caso y miró hacia donde este le señalaba. Al mirar se quedó congelada. Las otras niñas, mientras tanto, no habían todavía mirado y dijeron, "Tonta, es solo la luz de un automóvil".

La insistencia de Alberto hizo que se voltearan. Según miraban hacía arriba, todos la veían y quedaban conmovidos. ¡La Virgen estaba sobre el puente!. Estaba iluminada, su vestido blanco y largo oscilaba en el viento. Parecía como si estuviera caminando sobre una nube. Los niños pudieron distinguir que estaba caminando en el aire. No sabían que hacer e inmediatamente Alberto tocó el timbre del convento. Las chicas empezaron a dar golpes en la puerta con todas sus fuerzas. Gritaban y lloraban al mismo tiempo. La Hermana Valenia contestó a la puerta y, por la gran conmoción que manifestaban, les preguntó que era lo que pasaba. Todos gritaron a un tiempo. "Mire, hermana, la Virgen está caminando sobre el puente, vestida toda de blanco - tenemos miedo."

La hermana trató lo mejor que pudo de ver y no podía distinguir nada. Pensó que quizás se estaban refiriendo a la estatua de Nuestra Señora de Lourdes en la gruta. Encendió una luz para que ellos pudieran ver mejor. Como insistían sobre la aparición ella les dijo: "Eso es solo una rama en el viento, las estatuas no caminan". Los niños insistieron en que la Santísima Madre estaba caminando sobre el puente. La hermana esforzó sus ojos, pero no podía ver nada. En ese momento, Gilberte salió por la puerta, e inmediatamente vio la visión, por lo que exclamó maravillada: "¡Miren!". Los niños estaban muy asustados y querían llegar a su casa.

La monjita no les creyó pero, durante la cena en su convento, le contó la historia a la Madre Superiora, la Hermana Teofila y al resto de la comunidad. La respuesta de Sor Teofila fue tajante: "Hermana, ¿Como puede usted contar una historia como esa? suena tan infantil como esos niños."

Mientras tanto, los niños corriendo hacia la casa de los Degeimbre, pasaron a un hombre en la calle. Por sus expresiones, él pensó que había un fuego en algún lugar. "¿Qué ha sucedido?"- preguntó. Uno de ellos contestó: "vimos algo blanco". Cuando llegaron a la casa de los Degeimbre, Germaine estaba sentada en la mesa con dos amigos, Raymond Gobert y Jules Defesche. Inmediatamente supo que algo le sucedía a los niños, pues estaban sin respiración, sus rostros enrojecidos. Todos hablaban emocionados al mismo tiempo. "¡Creo que vimos a la Santísima Virgen!", "¡Yo pienso que era la estatua que se movió!", "¡La Santísima Virgen estaba caminando!".

La respuesta fue incredulidad y disgusto. La hija mayor de los Degeimbre, Jeanne, dijo "¿Ustedes dos ven a la Virgen?, Si yo la hubiera visto, sería diferente. ¿Pero, ustedes dos? -no son lo suficiente buenas."

Germaíne mandó a sus dos hijas a dormir y le dijo a los tres niños de Voison. "Ahora ustedes, escúchenme. No le digan nada de esta tontería a sus padres. Ellos, sin embargo, le comunicaron todo a sus padres.

La Virgen siguió apareciéndose a los niños pero, por los primeros tres días no les dijo absolutamente nada. La gente les preguntaban "¿Qué dijo?". Su respuesta fue: Nada". Finalmente, el viernes, 2 de diciembre, en respuesta a las preguntas de las personas, ella contestó:

A la pregunta, " ¿Es usted la Virgen Inmaculada?, Ella movió su cabeza y abrió sus brazos. A la pregunta, "¿Qué quiere usted de nosotros?", Ella habló por primera vez. "SIEMPRE SEAN BUENOS." Los niños respondieron: "Sí. Nosotros siempre seremos buenos." Pero muchos entre la gente, cuando se enteraron del mensaje protestaron: "¿Eso es todo?.

El próximo día, sábado 3 de diciembre, los niños repitieron sus preguntas. A la pregunta, "¿Es usted realmente la Virgen Inmaculada?", Ella movió su cabeza en aprobación.

A la pregunta, ¿Qué quiere usted de nosotros?", su respuesta fue "¿Es verdad que ustedes siempre van a ser buenos?" Los niños respondieron: "¡Sí! Nosotros siempre seremos buenos."

Los niños enfrentaron gran oposición de todos lados, incluso del sacerdote del pueblo. Nadie les ayudaba a discernir, mas bien se burlaban de ellos o los acusaban de mentirosos.

Las apariciones carecían de milagros espectaculares y la gente no encontraba el sensacionalismo que buscaban. Un sacerdote, al que se le pidió que comentara sobre el primer mensaje de Nuestra Señora, observó que era una declaración muy insignificante para haber sido hecha por la Madre de Dios. ¿Dónde estaban los milagros? ¿Dónde estaban las señales? ¿Qué decía la Virgen que fuese tan trascendental? "SEAN BUENOS SIEMPRE" ¿Qué era eso?

Se desató una batalla. No solo la Prensa Socialista y los anticatólicos sino que los mismos católicos se encargaron de ofender y desprestigiar a los niños y a la Virgen. Los niños se encontraron incomprendido aun por sus padres. El odio hacia ellos era general y extraordinario. Solo contaban con la Virgen. La mayor parte de las veces ella solo miraba a los niños y se sonreía. Los seguía mientras recitaban el rosario, pero no se les unía. Si la Virgen no decía nada, quería decir que no había nada que reportar y los niños se podían ir a sus casas.

A pesar de todo, de repente, la iglesia tuvo más participantes en Misa. Las madres de los videntes, Germaine Degeimbre y Marie Louise Voison, habían pedido que se celebrara una Misa en honor a Nuestra Señora, para que si lo que sus hijos estaban experimentando no era del Señor, María pusiera fin a ello. El día escogido fue el 8 de diciembre, la fiesta de la Inmaculada Concepción. Aquel día Marie Louise Voison recibió la Eucaristía por primera vez en diez años. Su esposo la siguió muy poco después.

Para complicar mas las cosas, unas personas sin fundamento dijeron también tener apariciones en otros lugares el mismo día 8 de diciembre, mientras los niños estaban esperando que Nuestra Señora. El demonio quería distraer, dividir y conquistar. Quería desprestigiar las apariciones como lo había hecho en Lourdes y Fátima.

Los niños estaban sujetos a enormes presiones, todos, desde el gobierno hasta las autoridades eclesiásticas le hacían constantes preguntas. Sin embargo, desde el primer día, los niños fueron consecuentes en sus informes. Los padres de los niños también sufrieron. La tienda de Héctor y Marie Louise Voison se llenó de curiosos que no dejaban a los clientes entrar. Las ventas cayeron y tuvieron que cerrar. Héctor se convirtió en el hazme reír de Partido Socialista. Pero a través del sufrimiento vino la gracia y Héctor recibió los sacramentos y se convirtió en un firme defensor de las apariciones.

Los relatos de los niños sobre las apariciones coincidían casi perfectamente. Cada vez que Nuestra Señora se le aparecía, caían de rodillas, de forma que sus rodillas impactaban contra el suelo de golpe, como si hubieran sido empujados hacia por una gran fuerza. Sin embargo, los niños no sentían dolor por ello. Cada noche, antes de la aparición, los niños rezaban el rosario con una voz natural, pero cuando llegaba la Virgen alcanzaban un tono altísimo y rezaban mucho mas rápido.

El miércoles 28 de diciembre, Nuestra Señora le dijo a los niños que muy pronto dejaría visitarles. Esto entristeció muchísimo a los niños.

El 29 de diciembre, cuando María se despedía de los niños, abrió sus brazos haciendo visible en su pecho, por primera vez, su corazón que brillaba en oro. Es por eso que se le ha llamado la SEÑORA CON EL CORAZÓN DE ORO, referencia a su Corazón Inmaculado. El 30 de diciembre, la Virgen les mostró su corazón de oro a los niños otra vez y les dijo: "¡OREN! ¡OREN MUCHO!"

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