"Los cinco minutos de Maria"

"Los cinco minutos de Maria"
Textos tomados del Libro "Los cinco minutos de María" del Padre Alfonso Milagro.

martes, 10 de abril de 2018



==UN MINÚTO CON MARÍA==
11 de Abril.

==Nuestra Señora de Bikfaya, santuario de meditación==

En el Líbano, Nuestra Señora de Bikfaya es el santuario de la meditación.
Era el deseo de las personas que lo llamaron allí. En 1837, el padre Estève, un misionero jesuita que acababa de construir una iglesia en Bikfaya, quiso inaugurarla solemnemente. Entró con una imagen de San Francisco Regis; Cuando llegó al altar, él iba a dejarlo allí cuando los fieles reunidos comenzaron a cantar: "¡Hola, Virgen María!
"Sorprendido el padre vacila y cree reconocer la voz del pueblo, voz de Dios, empuja suavemente el santo a una esquina del altar y colocar en el centro una imagen de la Virgen, traída por él a Roma. Dado que en esta misma iglesia, una capilla estaba reservado para la imagen como para escapar del bullicio de las grandes ceremonias y hacer el refugio de las almas que sienten la necesidad de una piedad más hacia el interior.
La Virgen está allí con la discreta claridad de su sencillo nicho, con las manos juntas, los ojos casi cerrados, Nuestra Señora de la Liberación. ¿Qué importa? Réplica de un Sasso-Ferrato de Venecia o Milán? ¿Qué importa incluso la imperfección de su dibujo o la aspereza de sus imitaciones? Es solo un signo, un recuerdo, es la imagen de Nuestra Señora, una imagen que nos da su alma bendecida en un aspecto: el de la memoria. Sin corona, sin ropa suntuosa; ella es una campesina con un fichu de lana.
Ella no nos presenta a su Hijo divino, aunque sentimos su presencia. Ella no llora, no sonríe, reza. Es un "rezo", un recogido, y la dulzura de su rostro es solo el reflejo de su oración.
Para contemplar sus ojos abatidos, uno entiende el carácter muy especial de su santuario y su atracción. Bikfaya nunca será una peregrinación de multitudes; María no realizará milagros, pero enseñará, silenciosa y tranquila, el arte de recordar y hablarle a Dios. Por lo tanto, "liberará" del mayor de los males, la vana agitación del mundo, el tumulto de las pasiones.

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