"Los cinco minutos de Maria"

"Los cinco minutos de Maria"
Textos tomados del Libro "Los cinco minutos de María" del Padre Alfonso Milagro.

martes, 9 de julio de 2019



==UN MINÚTO CON MARÍA==
10 de Julio.

"Una verdadera devoción a María no es una adoración"

“¿Es realmente necesario ‘pasar’ por María para ir al Señor? (...) porque el culto a María a mi alrededor parece una especie de idolatría". Esta es la pregunta hecha por un oyente durante la emisión ¿Por qué padre? en KTOTV, el canal católico francés.
La respuesta del abad Grosjean, que conduce el programa: "Es cierto que a veces se le ha reprochado a la iglesia el lugar dado en la piedad y la fe cristiana a la Virgen María. Entonces, ¿cómo entender el lugar que le corresponde?
En primer lugar, debemos llegar a la escuela de Dios. No es la Iglesia la que le da un lugar a María, sino que la Iglesia reconoce el lugar que Dios mismo dio a la Virgen en la historia de la salvación, dentro del plan de Dios. Fue Dios quien decidió que Jesús viniera a nosotros a través del “sí” de María; también es el mismo Cristo en la cruz, quien confió la Virgen a san Juan, diciéndole: "Hijo, ahí tienes a tu madre" y Él quien nos ha confiado a María, "Madre he ahí a tu hijo".
Tratamos simplemente de recibir a la Virgen María en el lugar que Jesús le da en nuestras vidas. Que quede claro: no hay más que un solo Señor, un solo Dios y un solo Salvador, que es Cristo. ¡En ningún caso la Virgen María ha querido tomar su lugar! Todo los Evangelios lo demuestran. En Caná, por ejemplo, la Virgen María, con mucha delicadeza, simplemente intercede ante su Hijo porque vio una situación difícil y Ella confía en Él, luego se retira y simplemente nos anima a hacer lo que Él nos diga.
Es una bella imagen del papel de María, que es el de llevarnos a Jesús. Básicamente, cuando oramos a María, le pedimos que presente nuestras oraciones a Jesús; vamos a través de Ella porque conoce a su Hijo (¿quién mejor que Ella conoce a su Hijo?) y porque Ella es capaz de conducirnos a su Hijo.
María no guarda nada para sí y nos ayuda a ser discípulos de Cristo, ese es su mayor deseo. Una verdadera devoción a María no es una adoración: rezamos a la Virgen, le pedimos que interceda por nosotros; pero una verdadera devoción a María nos lleva a una confianza aún mayor en su Hijo. María no está en competencia con Jesús; Ella es la Sierva del Señor y también nos ayuda a servirle”.

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