"Los cinco minutos de Maria"

"Los cinco minutos de Maria"
Textos tomados del Libro "Los cinco minutos de María" del Padre Alfonso Milagro.

domingo, 18 de marzo de 2018



==33 DÍAS DE CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA==
DUODÉCIMO DÍA
DOMINGO 18 DE MARZO
DÍA DEL SEÑOR.

MENSAJE
Queridos hijos: les pido permiso para que se cumplan por medio de ustedes las promesas de mi Inmaculado Corazón. El obsequio de Dios Padre para un mundo de paz depende de la culminación de mi triunfo; yo deseo darles la paz interior primero porque el reflejo de la paz exterior del mundo es alimentado primero dentro del alma.

Les pido, queridos míos, que recen el Rosario por esta búsqueda de la paz; solo en la unidad de esta oración el Corazón de Dios Padre puede sucumbir ante el amor de ustedes por mí. También les pido especialmente por la consagración de la juventud de hoy; ellos son mi triunfo futuro; ellos serán las almas que manifiesten la renovación de la Iglesia de las generaciones futuras.

Hijos míos, yo les prevengo sobre su destrucción, si ustedes no hacen reparación por la maldad de la humanidad. Regresen bajo la dirección y guía del Espíritu Santo, Él se apegará a sus corazones en el momento de su consagración a mi Inmaculado Corazón.

Les aseguro que yo no traigo el comienzo de la destrucción; sino que traigo solamente la luz del comienzo de la gracia divina y la culminación de mis promesas. Ruego para que ustedes unan sus corazones al mío en este divino «Si» a Dios Padre, para que el Espíritu Santo cubra sus propias almas. Permanezcan bajo la vista y el toque del Espíritu Santo, mi amado esposo». (Marzo 14 de 1993)

GUÍA

El propósito de la venida de Jesús a la tierra fue la salvación de las almas. Nuestra Señora permaneció en completa unión con todo lo que Él hizo, y su parte como corredentora no podrá nunca ser separada; la unión entre Jesús y María es tan intensa porque fue especialmente diseñada por Dios para el plan de la redención. Cada acto y deseo que Ella expresa es para culminación de su participación como corredentora en unión de su Hijo; la razón por la cual Nuestra Señora pide la consagración de esta manera es para su unión con Jesús y su parte en el plan corredentor.

DIRECCIÓN

La pureza de intención consiste en realizar nuestras acciones con el solo propósito de agradar a Dios; es necesario saber que la buena o mala intención de nuestros actos, hacen los actos buenos o malos ante los ojos de Dios. Con los ojos del alma comprendemos la intención y con el cuerpo emprendemos la acción.

Nuestra Señora pide que todas nuestras intenciones sean sencillas, es decir; que si nuestro objetivo es solamente agradar a Dios, nuestros actos serán buenos y brillarán con la luz de la pureza; pero si nuestras intenciones son de doble sentido, es decir que si tenemos otro motivo que el de no agradar a Dios, entonces ya no serán vistas como completamente puras y se volverán mundanas.

La simplicidad santa no permite otro final que el complacer a Dios; así que la intención pura de nuestra alma en nuestras acciones les da la vida y las hará siempre agradables ante los ojos de Dios. Nuestro puro y verdadero deseo de consagración hacia Ella debe ser el mismo deseo hacia Él; entonces bajo esta luz Santa Ella podrá presentar nuestras almas ante Dios.

MEDITACIÓN

¡Oh Inmaculado Corazón de María!, permíteme que en esta consagración yo adquiera por medio tuyo un ferviente amor hacia Dios; un amor fuerte que me haga vencer todas mis dificultades, un amor perpetuo que nunca más sea dividido, que mi corazón abierto pueda llevar el deseo de mi devoción a tu corazón.

Querida Madre, ayúdame a tener intenciones puras en todas mis acciones, simplicidad santa en cada una de sus ejecuciones y que el fin de todas ellas sea agradar a Dios, con la mente enfocada en Él solamente.

«Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta; para juzgar, escucho (al Padre), así mi juicio es recto porque no busco mi voluntad, sino la de Aquel que me envió» (Juan 5:30)

Coronilla de las virtudes.
LA CORONILLA SE REALIZA ENTONCES DE LA SIGUIENTE FORMA:

 I. ORACIONES INTRODUCTORIAS:

 CREDO
 CONSAGRACIÓN A LA
 SANTÍSIMA VIRGEN
 EL ÁNGELUS

 EL CREDO

 Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí ha devenir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

 CONSAGRACIÓN CORTA A LA SANTÍSIMA VIRGEN

 Oh Señora mía, Oh Madre mía! Yo me entrego del todo a Vos; y en prueba de mi filial afecto, os consagro en este día, mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo vuestro Oh Madre de bondad, guardadme y defendedme como hijo y posesión vuestra.
 Amén

 EL ÁNGELUS

 V. El ángel de Señor anunció a María.
 R. Y Ella concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.
 Ave María

 V. He aquí la esclava del Señor.
 R. Hágase en mí según tu palabra.
 Ave María

 V. Y el Verbo se hizo carne.
 R. Y habitó entre nosotros.
 Ave María

 V. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
 R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de Nuestro Señor Jesucristo.
 Amén

 Oremos: «Infunde Señor tu gracia en nuestros corazones, para que habiendo conocido por la voz del ángel el misterio de la Encarnación de tu hijo, podamos llegar por los méritos de su Pasión y su Cruz a la Gloria de la Resurrección. Por el mismo Cristo Nuestro Señor. »
Amén

 II. PETICIÓN DE LAS VIRTUDES

 Se realiza de la siguiente forma:

 Se pide en oración, secuencialmente, cada una de las siguientes virtudes:

Te pido Madre que alcances para mí la Virtud de la:

 a. Virtud de la Fe

 b. Virtud de la Esperanza

 c. Virtud de la Caridad

 d. Virtud de la Humildad

 e. Virtud de la Paciencia

 f. Virtud de la Perseverancia

 g. Virtud de la Obediencia

 Con cada una de la petición por las virtudes se deben recitar las siguientes oraciones:

 1. Padre Nuestro...
 2. Gloria al Padre...
 3. Oración al Espíritu Santo

 La Oración al Espíritu Santo fue revelada:

 Ven Espíritu Santo, ilumina mi corazón, para ver las cosas que son de Dios; Ven Espíritu Santo, dentro de mi mente, para conocer las cosas que son de Dios; Ven Espíritu Santo, dentro de mi alma, que yo le pertenezco solamente a Dios; Santifica todo lo que yo piense, diga y haga para que todo sea para la gloria de Dios. Amén. (Diciembre 23 de 1991)

 III. ORACIONES FINALES

 Para terminar, se hacen las siguientes oraciones también reveladas:

 ¡OH MARÍA
 ORACIÓN DE PENTECOSTÉS

 ¡OH MARÍA!

«Oh María; transforma mi corazón como el tuyo; colócale alrededor una corona de pureza adornada con virtud; toma mi corazón querida Madre consagrado como tuyo propio; preséntaselo a Dios Padre como una ofrenda de mí para ti.

 Ayúdame, Oh María, en hacer tu corazón más conocido cada día». (Marzo 19 de 1993)

 ORACIÓN DE PENTECOSTÉS

 Mientras se reza esta oración dada por Nuestra Señora que nuestros corazones estén abiertos para reconocer y aceptar los obsequios del Espíritu Santo, y así avancemos confiadamente en esta batalla por el triunfo del Inmaculado Corazón. Estamos llamados para transformarnos en el reflejo de Cristo, un reflejo del rostro de Dios que será una atracción para todos, para que su gloria sea magnificada a través de nuestras vidas.

«Mis queridos hijos: hoy ustedes les traen tanta alegría a mi Jesús. Yo les doy a ustedes una gran bendición de Dios. El desea crear en sus hijos unidad y gloria a Su Nombre. » (Junio 6 de 1992)

«Espíritu de Cristo: despiértame;

 Espíritu de Cristo: muéveme;

 Espíritu de Cristo: lléname;

 Espíritu de Cristo: séllame.

 Oh Padre Celestial, conságrame a tu Corazón y Voluntad;

 Sé en mí una fuente de virtudes, sella mi alma como la tuya para que tu reflejo en mí sea una luz que todos vean». Amén (Junio 7 de 1992)

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