El recuerdo de la madre siempre es tranquilizador, pero cuando esta Madre es Maria, la paz inunda nuestra alma, la sonrisa aflora a nuestros labios, la alegría penetra a nuestra vida. Piensa, pues, con frecuencia en María, tenla presente en todos los momentos de tu vida, invócala sobre todo en los tramos más difíciles y comprometidos. ==SI VAS CON ELLA, NO PERDERÁS EL RUMBO==
"Los cinco minutos de Maria"
lunes, 18 de noviembre de 2019
==HÁGASE==
3 de 7
3. Pero el saludo a María debe ir acompañado de la meditación de su respuesta al saludo de Gabriel: «Aquí está la sierva del Señor; hágase, fiat, en mí según tu palabra» (Lc 1, 38). En la historia de la salvación ha habido fundamentalmente tres fiat. El primero fue el pronunciado por Dios en el momento de la creación: «Hágase la luz... el firmamento... Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza» (Gén 1, 3ss); fruto de este fiat, de este «sí», de este «hágase» de Dios es el «milagro» de la creación: la nada y la confusión se transforman en la armonía y la bondad de la creación: «Y vio Dios que todo era bueno...» El segundo «sí», teológicamente hablando, fue el de Jesús, cuando, conociendo el plan de salvación de Dios, pronunció su fiat: «¡He aquí que vengo a hacer, oh Dios, tu voluntad!» (Hb 10, 7), un fiat que renovará constantemente a lo largo de su vida (cf. Lc 2, 49), particularmente en el momento de su agonía en Getsemaní: «Padre... no se haga mi voluntad sino la tuya» (Mt 26, 39); fruto de este fiat es el «milagro» de la redención. El tercer fiat fue el de María, aquí, en esta Santa Gruta: «... hágase, fiat, en mí según tu palabra». Y, como respuesta divina a este fiat de María, aquí, en este mismo lugar santo, el Verbo se hizo carne: «Verbum caro hic factum est».
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