==UN MINÚTO CON MARÍA==
2 DE AGOSTO, 2021
“¡No seamos discípulos de los días buenos!”
Cuando el ángel Gabriel anunció a la Virgen María que Dios la había elegido para ser madre de su Hijo, el Mesías, su “sí” a Dios fue total y permanente. Su respuesta al ángel seguirá siendo siempre el modelo de nuestra respuesta a las iniciativas de Dios en nuestras vidas: “¡Hágase en mí según tu palabra!”. Gracias a la apertura de María al plan de Dios, concibió por el poder del Espíritu Santo y dio a luz al Salvador del mundo, Jesucristo.
En el trajín de la vida diaria, a menudo retiramos parte del “sí” que le hemos dado a Dios. Las dificultades, el enojo y la decepción pueden dominarnos. En lugar de abrir nuestro corazón a la voluntad de Dios, nos replegamos sobre nosotros mismos. Incluso en estos casos, María nunca está lejos de nosotros: ¡solo está a la distancia de una oración! Nos exhorta a renunciar a toda amargura y a todo egocentrismo, a entregarnos al amor providencial de Dios. María no comprendió todo lo que la Encarnación exigiría de ella, ni nosotros entendemos todo lo que Dios espera de nosotros. Sin embargo, cuando decimos "sí" a la voluntad de Dios en nuestras vidas, descubrimos una nueva paz.
Una segunda característica esencial de la vida cristiana es la fidelidad. Numerosos episodios de la vida de María ilustran esta virtud. (…) La fe de María nunca vaciló cuando fue testigo de acontecimientos desconcertantes en la vida de su divino Hijo. Al contrario, conservó amorosamente estos misterios en su Corazón. Cuando Jesús inició su vida pública, María se convirtió en su primera y mejor discípula. Su corazón era tan bueno, que encarnaba todas las Bienaventuranzas. (…)
Es fácil para nosotros dejar el camino del discipulado. Pensemos en el número de católicos que han abandonado la práctica de la fe. Algunos aseguran haberla dejado por los escándalos dentro de la Iglesia, otros porque sienten que ya no satisface sus necesidades y otros por la presión social. María nos insta a aferrarnos a nuestra fe a largo plazo. ¡No seamos discípulos de los días buenos!
Monseñor William E. Lori, arzobispo de Baltimore (Estados Unidos)
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