==UNA FIESTA MARIANA PARA CADA DIA DEL AÑO==
18 de Marzo.
♡Nuestra Señora de la Misericordia, Savona Italia♡
En 1536 la Madre de Dios se le apareció a Antonio Botta, humilde labriego de la Liguria, para pedirle que en ese lugar le edificase una capilla desde la cual irradiaría su mensaje de amor y piedad El santuario dedicado a Nuestra Señora de la Misericordia, tiene una cripta envuelve el lugar de las apariciones y donde, sobre la misma piedra desde la que habló Nuestra Señora, se encuentra una bella imagen de mármol blanco... ..
LA PRIMERA APARICIÓN
El Sabado 18 de marzo de 1536. En el valle de Letimbro, algunas casas rústicas se reunian en torno a la Iglesia de San Bernardo, situado a pocos kilómetros de la ciudad. Había unas pocas familias de campesinos y pastores, acostumbrados a la fatiga y el trabajo. Esa mañana, un agricultor pobre, Antonio Botta, que vivía en una cabaña en el valle, salió temprano para ir a su finca.
Llegó a la viña vio que las viñas ya habían lanzado la primera brotes. Fue entonces que recordó que no había podado la viña de su familia inmediata, que había prometido. Antonio Botta abandonando sus tierras se lanzó al cumplimiento de la promesa. Los dos viñedos no estaban lejos uno de otro: simplemente tomar un pequeño camino de rocas y el cruce de un arroyo, en esa temporada, muy lleno de agua. De manera que sacó de su bolsillo y gran Rosario y comenzó a decir el Rosario. Llegó al río, atraído por la claridad del agua y se refrescó sus manos y la cara. Fue en esa posición, arrodillado sobre las piedras del río donde se produjo el milagro. “Vi que descendió del cielo en una gran gloria”. Después escuchó una voz en el esplendor, y lo que le dijo, no le planteó ninguna duda, “Soy la Virgen María, Ve a tu confesor, y le dices que debe predicar en la Iglesia a las personas que ayunen tres sábados y hagan tres días de la procesión en honor de Dios y de Su Madre”, y luego dice: “el cuarto sábado te veré en este lugar de nuevo”.
Luego que dijo estas palabras desapareció junto con el esplendor. Conmovido por el hecho extraordinario, Antonio Botta corrió por su confesor, fray Daniele Porro, a llevar el mensaje de la Virgen. Como cabía esperar, la noticia se propagó en un instante. La ciudad entera fue sacudida. Incluso el arzobispo Bartolomé Chiabrera, Vicario General del cardenal Agostino Spinola, Obispo de Savona, pero residente en Roma se interesaron en el hecho. El Obispo Chiabrera temía el cambio de ruta de los sentimientos religiosos (no hay que olvidar que en aquellos años se estaba desarrollando el movimiento protestante, como una gran tormenta sobre todo el cristianismo en el norte de Europa).
Pero las autoridades políticas también temían que un movimiento, inicialmente de carácter religioso, degenerara en una rebelión política contra Génova. El poder religioso y el poder político se pusieron de acuerdo y mandaron prender a Antonio Botta por la noche "como si fuera un ladrón y un criminal." Y de su boca tuvieron la confirmación, sencilla y franca de la aparición. La noche siguiente un gran número de personas testificaron que vieron tres luminosidades misteriosas brillar sobre la Catedral y el Castillo del Priamar. Mientras tanto, Savona se renovaba en la penitencia. Nuestra Señora no había hablado en vano. Nunca el pueblo de Savona fue tan unánime y armonioso en la renovación de su moral y la vida religiosa.
SEGUNDA APARICIÓN
La expectativa de la segunda aparición de la Virgen que prometió produjo un temor ferviente en el corazón de todos los de Savona. El 8 de abril, cuarto sábado después de la aparición, la víspera de la Palmas, Antonio Botta, humilde y sencillo, regresó al lugar de los milagros. Se plantó de rodillas, las manos callosas se reunieron en el acto de la oración y el milagro se repite. El cielo se abrió en una gran luz, deslumbrante. Alrededor, los árboles, las montañas parecen que ya no existía. Sólo allí como antes, sobre una piedra en el río, una luz que poco a poco tomó la forma de mujer, toda vestida de blanco, coronada por oro fulgente, mientras extendía las manos hacia abajo en un gesto de misericordia impetrante y dulce.
Dijo: "Ustedes los de Savona les envié para pedir en mi primer mensaje que realicen ayuno durante tres sábados, y hagan una procesión de tres días, a todos los religiosos y las casas de Disciplina; y a las casas de Disciplina les recomiendo sobre todo la disciplina en los días de Viernes Santo. Porque si no fuera por las oraciones y buenas obras, realizadas por cofradías y otros siervos de Dios, el mundo sería aún más difícil de lo que es. Le pido a todo el pueblo renunciar a toda iniquidad, y dejar los vicios y pecados, porque mi hijo está muy enojado con el mundo por la gran iniquidad. Y si no hacen esto, su vida será corta ". Botta dijo entonces: "Si no me da ninguna señal no me creeran" Y la Madonna dijo: "Yo les di una señal dentro de ellos”
Luego dijo: "Tu sigue adelante en tu vida, y mucha gente lo creerá". Dicho esto alzó tres veces las manos y los ojos al cielo, dando tres veces la bendición a los que recurren a ella, diciendo palabras de Jesús en la célebre frase: “Misericordia, quiero y no justicia”, en alusión a las sangrientas guerras entre España y Francia que tenían a Italia por campo de batalla. Luego desapareció. Y allí permaneció durante mucho tiempo, un gran perfume en el aire.
TERCERA APARICIÓN
El 18 de marzo de 1580, cuarenta y cuatro años después de la primera aparición, el piadoso Antonio Botta ya se había trasladado a disfrutar del premio de los justos, la Virgen apareció nuevamente en el valle de Letimbro, a un fraile capuchino, el padre Agostino da Génova. No hubo, esta vez un mensaje en particular para la gente de Savona, pero sólo un gesto -el acto de bendición la procesión votiva que llegó a la ermita- como para indicar la continuidad de su mensaje y su protección.
La aparición fue en la colina que se levanta al noroeste del Santuario. Sobre el lugar se colocó una cruz (de ahí el nombre con la cruz que aún hoy se conoce a la colina). En 1680 fue erigida una capilla de planta octogonal con cúpula.
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