==SHHH! APAGA LA LUZ, EL NIÑO DIOS VA A NACER...==

El sueño me besa los parpados, se hace de noche: Una pequeña Luz se enciende en Belén…

Solamente desde los ojos de un niño se puede apreciar la pureza del amor de Belén. Un amor divino vestido de pobreza y polvo que encuentra su humilde aposento en una cueva de animales. Puedo imaginar la angustia en los ojos de un joven carpintero al no poder brindarle a su esposa un lugar acogedor para el nacimiento de su hijo. Al mismo tiempo, puedo apreciar el rostro de una madre, joven y bella, tiñendo con el azul del cielo las preocupaciones terrenales.

El Niño Dios nació…

…Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento. (Lc 2,1-7).

En el oscuro silencio, puedo contemplar a un Dios envuelto en pañales acunado en los brazos de su madre. Ella con el calor de sus labios le acaricia la pequeña frente, una lágrima de alegría se escapa de sus luminosos ojos. José, con una sonrisa de ternura, los abraza a los dos para abrigarlos con el calor de su pecho, luego le susurra a su amada unas palabras de miel y ternura.

¡La Navidad esconde un secreto mágico! El cálido abrazo entre la humanidad terrena y la divinidad celestial reflejados en los sollozos de un pequeño y tierno Dios. Es en Belén, sobre una pesebre de paja, donde descansa el amor misericordioso de Jesús…, bajo el tiritar de ese cielo estrellado en el que la sublimidad de la realeza se confunde con la santa pobreza.

•Dios se hace bebé para que podamos abrazarlo.

•Dios nace pobre para enseñarnos lo que es realmente importante.

•Dios nos invita a hacernos niños como Él: Para gozar de la vida eterna.

Jesús nació en una gruta de Belén, dice la Escritura, “porque no hubo lugar para ellos en el mesón”. — No me aparto de la verdad teológica, si te digo que Jesús está buscando todavía posada en tu corazón. (San Josemaría Escrivá. Forja, 274).

(Erman Tejeda)