"Los cinco minutos de Maria"

"Los cinco minutos de Maria"
Textos tomados del Libro "Los cinco minutos de María" del Padre Alfonso Milagro.

martes, 20 de marzo de 2018



==33 DÍAS DE CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA==
DÉCIMO QUINTO DÍA
MIÉRCOLES 21 DE MARZO

MENSAJE
Ángel mío: Dios Padre considera de suma importancia la consagración de las almas a mi Inmaculado Corazón; por esta razón, yo les pido rezar el Rosario todos los días, practicar la devoción de los primeros sábados y recurrir a mi con tus peticiones para yo exponerlas ante Él. Haz todo esto por amor a mí, que yo todo lo ofrezco por amor a ti.

Querido ángel mío, comienza cada día de esta manera:

«Oh María transforma mi corazón como el tuyo; colócale al rededor una corona de pureza adornada con virtud; toma mi corazón querida Madre consagrado como tuyo propio; preséntaselo a Dios Padre como una ofrenda de mí para ti. Ayúdame, ¡Oh! María, en hacer tu Corazón más conocido cada día». (Marzo 19 de 1993)

GUÍA

La consagración es un acto necesario para que se cumpla el Triunfo de Nuestra Señora. Su triunfo elevará a los creyentes al estado de culminación necesaria para el Reinado del Sagrado Corazón y juntos abrirán el paso para la causa de la Redención y Corredención que nace de la unión de los dos corazones.

Nuestra Señora nos llevará de la consagración al triunfo; y el triunfo será entonces la base para el Reino del Sagrado Corazón; dentro de estos dos corazones se encierra el plan de Dios para redimir y corredimir al mundo.

DIRECCIÓN

Al entregar nuestros corazones a la Madre de Dios no nos hagamos la ilusión de que no tenemos que pagar su precio, Ella pide ser Nuestra Madre y nosotros prometemos ser sus hijos; pero exige ciertos requisitos: primero, nosotros debemos enmendar nuestra vida y rechazar el pecado y la maldad mundana; segundo, es necesario entregarles nuestros corazones, nuestras mentes y el cuidado de nuestras almas; tercero, debemos atraer a otros para que amen su Corazón Inmaculado; por ultimo, debemos permanecer para siempre a sus pies y dar gracias incesantemente al Señor por el regalo de su propia Madre.

MEDITACIÓN

¡Oh Inmaculado Corazón de María!, ruega para que yo obtenga la pureza del alma porque a ti se te otorga todo lo que pides; ¡Oh María!, yo encomiendo mi alma a tu cuidado maternal, alcánzame la virtud de la perseverancia para obtener la gracia divina; permíteme por medio de esta consagración recurrir a ti siempre en todas mis tentaciones y en todos los peligros de perder la vida eterna. En la hora de mi muerte asísteme y encomienda mi alma en las manos del Padre; en ti pongo toda mi confianza y mi convicción enfocadas hacia el bien de tu triunfo.

«Comprueben ahora que no he trabajado por mi solo, sino para los que buscan la sabiduría» (Eclesiastés 24:34).

Coronilla de las virtudes.
LA CORONILLA SE REALIZA ENTONCES DE LA SIGUIENTE FORMA:

 I. ORACIONES INTRODUCTORIAS:

 CREDO
 CONSAGRACIÓN A LA
 SANTÍSIMA VIRGEN
 EL ÁNGELUS

 EL CREDO

 Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí ha devenir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

 CONSAGRACIÓN CORTA A LA SANTÍSIMA VIRGEN

 Oh Señora mía, Oh Madre mía! Yo me entrego del todo a Vos; y en prueba de mi filial afecto, os consagro en este día, mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo vuestro Oh Madre de bondad, guardadme y defendedme como hijo y posesión vuestra.
 Amén

 EL ÁNGELUS

 V. El ángel de Señor anunció a María.
 R. Y Ella concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.
 Ave María

 V. He aquí la esclava del Señor.
 R. Hágase en mí según tu palabra.
 Ave María

 V. Y el Verbo se hizo carne.
 R. Y habitó entre nosotros.
 Ave María

 V. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
 R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de Nuestro Señor Jesucristo.
 Amén

 Oremos: «Infunde Señor tu gracia en nuestros corazones, para que habiendo conocido por la voz del ángel el misterio de la Encarnación de tu hijo, podamos llegar por los méritos de su Pasión y su Cruz a la Gloria de la Resurrección. Por el mismo Cristo Nuestro Señor. »
Amén

 II. PETICIÓN DE LAS VIRTUDES

 Se realiza de la siguiente forma:

 Se pide en oración, secuencialmente, cada una de las siguientes virtudes:

Te pido Madre que alcances para mí la Virtud de la:

 a. Virtud de la Fe

 b. Virtud de la Esperanza

 c. Virtud de la Caridad

 d. Virtud de la Humildad

 e. Virtud de la Paciencia

 f. Virtud de la Perseverancia

 g. Virtud de la Obediencia

 Con cada una de la petición por las virtudes se deben recitar las siguientes oraciones:

 1. Padre Nuestro...
 2. Gloria al Padre...
 3. Oración al Espíritu Santo

 La Oración al Espíritu Santo fue revelada:

 Ven Espíritu Santo, ilumina mi corazón, para ver las cosas que son de Dios; Ven Espíritu Santo, dentro de mi mente, para conocer las cosas que son de Dios; Ven Espíritu Santo, dentro de mi alma, que yo le pertenezco solamente a Dios; Santifica todo lo que yo piense, diga y haga para que todo sea para la gloria de Dios. Amén. (Diciembre 23 de 1991)

 III. ORACIONES FINALES

 Para terminar, se hacen las siguientes oraciones también reveladas:

 ¡OH MARÍA
 ORACIÓN DE PENTECOSTÉS

 ¡OH MARÍA!

«Oh María; transforma mi corazón como el tuyo; colócale alrededor una corona de pureza adornada con virtud; toma mi corazón querida Madre consagrado como tuyo propio; preséntaselo a Dios Padre como una ofrenda de mí para ti.

 Ayúdame, Oh María, en hacer tu corazón más conocido cada día». (Marzo 19 de 1993)

 ORACIÓN DE PENTECOSTÉS

 Mientras se reza esta oración dada por Nuestra Señora que nuestros corazones estén abiertos para reconocer y aceptar los obsequios del Espíritu Santo, y así avancemos confiadamente en esta batalla por el triunfo del Inmaculado Corazón. Estamos llamados para transformarnos en el reflejo de Cristo, un reflejo del rostro de Dios que será una atracción para todos, para que su gloria sea magnificada a través de nuestras vidas.

«Mis queridos hijos: hoy ustedes les traen tanta alegría a mi Jesús. Yo les doy a ustedes una gran bendición de Dios. El desea crear en sus hijos unidad y gloria a Su Nombre. » (Junio 6 de 1992)

«Espíritu de Cristo: despiértame;

 Espíritu de Cristo: muéveme;

 Espíritu de Cristo: lléname;

 Espíritu de Cristo: séllame.

 Oh Padre Celestial, conságrame a tu Corazón y Voluntad;

 Sé en mí una fuente de virtudes, sella mi alma como la tuya para que tu reflejo en mí sea una luz que todos vean». Amén (Junio 7 de 1992)

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