El recuerdo de la madre siempre es tranquilizador, pero cuando esta Madre es Maria, la paz inunda nuestra alma, la sonrisa aflora a nuestros labios, la alegría penetra a nuestra vida. Piensa, pues, con frecuencia en María, tenla presente en todos los momentos de tu vida, invócala sobre todo en los tramos más difíciles y comprometidos. ==SI VAS CON ELLA, NO PERDERÁS EL RUMBO==
"Los cinco minutos de Maria"
martes, 3 de abril de 2018
==33 DÍAS DE CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA==
VIGÉSIMO NOVENO DÍA
MIÉRCOLES 4 DE ABRIL
MENSAJE
Ángel mío, cada alma que es consagrada a mi Corazón maternal, estará dotada con todos los méritos de mi gracia celestial. Esta le es dada sin ninguna restricción, pues se ha convertido en el cumplimiento de mi triunfo. Tú eres mi donativo de salvación, tú eres, al final, el testigo del Sagrado Corazón de mi Hijo y la manifestación de su amor y misericordia, por tu participación y dedicación en tu consagración a mi triunfante Corazón Inmaculado. Esto es lo que yo deseo que tu viertas sobre tu corazón, que permitas que la luz de mi Hijo sea mas conocida y Yo más amada. Este es su más caro deseo que yo anhelo ver cumplido». (Septiembre 19 de 1.993)
GUÍA
En estos últimos tiempos, Nuestra Señora resplandecerá como nunca antes en misericordia, poder y gracia. En misericordia, para traer de regreso y amorosamente recibir a los pobres pecadores, y para traer conversión, consagración y renovación a la Santa Iglesia. En poder, Ella viene a traer un ejército potente contra la guerra levantada por Satanás quien alzará una rebelión contra Dios. En gracia, Ella resplandecerá en gracia, para sostener sus valientes soldados que combaten por su triunfo.
Más que todo, Nuestra Señora viene a hacer la guerra contra el demonio, porque el levantará una cruel persecución y pondrá terribles trampas en la senda de la santidad. Está escrito que en la gloria final del Triunfo, «Haré que haya enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya». (Génesis 3:15) Ella aplastará la cabeza del Demonio con su talón, esta enemistad es entre María y Satanás; es en esta batalla final en donde nos uniremos para proclamarla a Ella nuestra Reina «El Triunfo de su Inmaculado Corazón». Este triunfo comienza dentro de nuestros corazones donde por tanto tiempo ha estado dormido.
DIRECCIÓN
Nuestra Señora se manifiesta al mundo por medio de nuestra consagración; es así como estamos aptos para reflejar su gracia a toda la gente. Estamos llamados a ser los faros de verdad en la batalla por su Triunfo. Esta es una guerra hecha contra los hijos de María. Lo que Satanás ha perdido por su orgullo, María lo ha ganado por su humildad, lo que ha sido perdido por desobediencia, Nuestra Señora lo ha ganado por su completa sumisión y abandono.
Con el pecado original el paraíso que Dios creó fue perdido; pero María siendo una sierva fiel, ha venido a salvar a sus hijos. Estos hijos, que son también siervos junto con Ella, han consagrado todos los corazones ganados por Ella para el reinado del Sagrado Corazón de Jesús. Así es como esta batalla es establecida entre los hijos de la luz y los de la oscuridad. Es está la persecución que nosotros sentiremos más que nunca, debemos recordar que el espíritu humilde siempre vencerá sobre el orgullo.
MEDITACIÓN
¡Oh Inmaculado Corazón de María!, manifiesta en mí la gloria de tu Triunfo! Fortaléceme en la batalla, porque verdaderamente es ésta la más fiera conocida por la humanidad. Consígueme total abandono en mi consagración. Vísteme con la orden de batalla de la virtud, con la espada de la verdad como bandera de tu Triunfo.
Anímame, por medio de la convicción de sostener los valores y la moral enseñados en los mensajes del Evangelio. Fortifícame en mi plaza fuerte con la oración, para que pueda encontrar una invencible unidad contigo y tu esposo. Realza mi alma con la gracia para soportar la persecución y las pruebas que vendrán, para que pueda regocijarme en la gloria de tu Victoria Triunfante.
«En adelante todos los hombres dirán que soy feliz. En verdad el Todopoderoso hizo grandes cosas para mi» (Lucas 1: 48 - 49)
Coronilla de las virtudes.
LA CORONILLA SE REALIZA ENTONCES DE LA SIGUIENTE FORMA:
I. ORACIONES INTRODUCTORIAS:
CREDO
CONSAGRACIÓN A LA
SANTÍSIMA VIRGEN
EL ÁNGELUS
EL CREDO
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí ha devenir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
CONSAGRACIÓN CORTA A LA SANTÍSIMA VIRGEN
Oh Señora mía, Oh Madre mía! Yo me entrego del todo a Vos; y en prueba de mi filial afecto, os consagro en este día, mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo vuestro Oh Madre de bondad, guardadme y defendedme como hijo y posesión vuestra.
Amén
EL ÁNGELUS
V. El ángel de Señor anunció a María.
R. Y Ella concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.
Ave María
V. He aquí la esclava del Señor.
R. Hágase en mí según tu palabra.
Ave María
V. Y el Verbo se hizo carne.
R. Y habitó entre nosotros.
Ave María
V. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén
Oremos: «Infunde Señor tu gracia en nuestros corazones, para que habiendo conocido por la voz del ángel el misterio de la Encarnación de tu hijo, podamos llegar por los méritos de su Pasión y su Cruz a la Gloria de la Resurrección. Por el mismo Cristo Nuestro Señor. »
Amén
II. PETICIÓN DE LAS VIRTUDES
Se realiza de la siguiente forma:
Se pide en oración, secuencialmente, cada una de las siguientes virtudes:
Te pido Madre que alcances para mí la Virtud de la:
a. Virtud de la Fe
b. Virtud de la Esperanza
c. Virtud de la Caridad
d. Virtud de la Humildad
e. Virtud de la Paciencia
f. Virtud de la Perseverancia
g. Virtud de la Obediencia
Con cada una de la petición por las virtudes se deben recitar las siguientes oraciones:
1. Padre Nuestro...
2. Gloria al Padre...
3. Oración al Espíritu Santo
La Oración al Espíritu Santo fue revelada:
Ven Espíritu Santo, ilumina mi corazón, para ver las cosas que son de Dios; Ven Espíritu Santo, dentro de mi mente, para conocer las cosas que son de Dios; Ven Espíritu Santo, dentro de mi alma, que yo le pertenezco solamente a Dios; Santifica todo lo que yo piense, diga y haga para que todo sea para la gloria de Dios. Amén. (Diciembre 23 de 1991)
III. ORACIONES FINALES
Para terminar, se hacen las siguientes oraciones también reveladas:
¡OH MARÍA
ORACIÓN DE PENTECOSTÉS
¡OH MARÍA!
«Oh María; transforma mi corazón como el tuyo; colócale alrededor una corona de pureza adornada con virtud; toma mi corazón querida Madre consagrado como tuyo propio; preséntaselo a Dios Padre como una ofrenda de mí para ti.
Ayúdame, Oh María, en hacer tu corazón más conocido cada día». (Marzo 19 de 1993)
ORACIÓN DE PENTECOSTÉS
Mientras se reza esta oración dada por Nuestra Señora que nuestros corazones estén abiertos para reconocer y aceptar los obsequios del Espíritu Santo, y así avancemos confiadamente en esta batalla por el triunfo del Inmaculado Corazón. Estamos llamados para transformarnos en el reflejo de Cristo, un reflejo del rostro de Dios que será una atracción para todos, para que su gloria sea magnificada a través de nuestras vidas.
«Mis queridos hijos: hoy ustedes les traen tanta alegría a mi Jesús. Yo les doy a ustedes una gran bendición de Dios. El desea crear en sus hijos unidad y gloria a Su Nombre. » (Junio 6 de 1992)
«Espíritu de Cristo: despiértame;
Espíritu de Cristo: muéveme;
Espíritu de Cristo: lléname;
Espíritu de Cristo: séllame.
Oh Padre Celestial, conságrame a tu Corazón y Voluntad;
Sé en mí una fuente de virtudes, sella mi alma como la tuya para que tu reflejo en mí sea una luz que todos vean». Amén (Junio 7 de 1992)
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