El recuerdo de la madre siempre es tranquilizador, pero cuando esta Madre es Maria, la paz inunda nuestra alma, la sonrisa aflora a nuestros labios, la alegría penetra a nuestra vida. Piensa, pues, con frecuencia en María, tenla presente en todos los momentos de tu vida, invócala sobre todo en los tramos más difíciles y comprometidos. ==SI VAS CON ELLA, NO PERDERÁS EL RUMBO==
"Los cinco minutos de Maria"
miércoles, 8 de mayo de 2019
==ORACION A NUESTRA SEÑORA DE LUJÁN==
«Virgen de Luján, Madre de los pobres y de los humildes, de los que sufren y esperan».
Madre buena que serenas nuestros corazones y nos hablas de tu Hijo en el corazón.
Hoy nos ponemos en tu presencia, recordando las palabras de Jesús que dicen: «He aquí tu Madre»; y así te sentimos, María como nuestra Madre y nuestra Señora. Sólo te pedimos que nos mires y nos escuches.
Tenemos muchas cosas que decirte, muchas penas que contarte, muchas gracias que pedirte. Por nosotros, por nuestras familias, por nuestros países, por nuestra Iglesia.
Somos jóvenes y adultos, hombres y mujeres que desean vivir en este mundo con el corazón puesto en Dios, como Tu Hijo nos pide.
Aprovechando el tiempo que nos ha sido dado, queremos vivir con fidelidad serena, fuerte y humilde. Tenemos dentro nuestro la señal de fuego del Espíritu Santo y somos enviados para anunciar a todos la Buena Noticia del Reino: el amor del Padre.
Advertimos los desafíos que este mundo nos presenta. Y ponemos en tu corazón nuestras angustias, nuestra esperanza, nuestros dolores y nuestras alegrías.
Danos un gran espíritu contemplativo para comprender la pobreza de los hombres y el dolor de los pueblos, una gran disponibilidad a acoger la Palabra de Dios y a llevarla a la práctica, una serena fortaleza para abrazar la Cruz y una capacidad llena de alegría en el empeño al servicio de nuestros hermanos.
Queremos amar intensamente a la Iglesia y vivir en comunión profunda con nuestros Pastores. Que seamos orantes y misioneros. Que sepamos acoger la Palabra de Dios y contemplarla, llevarla a la práctica y comunicarla con el fuego del Espíritu.
Danos la fuerza para que no tengamos miedo de la Cruz ni del martirio. Qué sólo vivamos con la alegría de la santidad. Y danos la gracia de tener un corazón puro para hacer a un lado nuestros propios deseos y solo decir como lo hiciste tú: Hágase en mi según tu palabra!
Amen!
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