El recuerdo de la madre siempre es tranquilizador, pero cuando esta Madre es Maria, la paz inunda nuestra alma, la sonrisa aflora a nuestros labios, la alegría penetra a nuestra vida. Piensa, pues, con frecuencia en María, tenla presente en todos los momentos de tu vida, invócala sobre todo en los tramos más difíciles y comprometidos. ==SI VAS CON ELLA, NO PERDERÁS EL RUMBO==
"Los cinco minutos de Maria"
martes, 28 de mayo de 2019
==UN MINÚTO CON MARÍA==
28 de Mayo.
"El Espíritu Santo se difundió en el alma de María sentimientos similares a los de Jesucristo resucitado (I)"
Cuando llegó el día de Pentecostés y el Espíritu Santo descendió sobre la asamblea en forma de lenguas de fuego, María lo recibió, no por medida como lo recibieron los apóstoles y los discípulos, sino en plenitud (...) Con esta plenitud universal de todos sus dones, el Espíritu Santo se derramó en las disposiciones y sentimientos del alma de María, similares a los de Jesucristo resucitado. Como en el árbol y en la fruta unida al árbol, solo hay una vida continua, que se extiende en ambos; De la misma manera, nunca hubo en la Madre y el Hijo, sino la misma vida interior, el mismo espíritu, que difundió en una y otra las mismas luces y los mismos sentimientos. En el momento de la Encarnación, el Espíritu de Dios, con el fin de preparar a María para recibir este fruto de santidad, había acudido a ella y le había comunicado sus sentimientos similares a los que debía operar en la Palabra hecha carne, de la cual iba a ir. convertirse en la Madre, es decir, sentimientos de pequeñez, amor a la oscuridad y aniquilación. Ella entonces había recibido el Espíritu Santo; Pero un espíritu que lo escondía de los ojos de todos. En este primer nacimiento, Jesucristo vino a ser escondido, y por esta razón este espíritu fue entregado en secreto a María. Pero en su segundo nacimiento, donde se manifestará como el Hijo de Dios, el Espíritu Santo se le da a María públicamente. En su primer descenso a la tierra, llegó a una enfermedad para ser juzgado y condenado por el mundo, y María, que debe haber sido como ella, recibió un espíritu que la llevó a la sumisión, el desprecio y la confusión. Ahora que recibe el espíritu de Jesucristo, ya no mortal, sino glorioso, de Jesucristo Rey, juez y soberano pontífice de todos, recibe un espíritu de poder y fortaleza, un espíritu de consejo y de la sabiduría.
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