"Los cinco minutos de Maria"

"Los cinco minutos de Maria"
Textos tomados del Libro "Los cinco minutos de María" del Padre Alfonso Milagro.

domingo, 5 de abril de 2020



¡María, Madre de bondad y de misericordia, tu viviste la pasión de tu Hijo con una fe y esperanza ciertas, lo que a nuestros ojos era el Amor de Dios destrozado por el pecado, ayúdame a vivir este tiempo de pasión con tu mirada sabedor de que no hay amor más grande que el que da su vida por el otro! ¡María, sufriste viendo a Jesus coronado de espinas, su piel rasgada, su espalda magullada, su rostro desgarrado, sus manos y sus pies traspasados; sufriste por cómo se burlaron y blasfemaron contra Él, como lo escupieron y abofetearon; yo estaba allí, Madre, con los que humillaron a Jesús y, tristemente, sigo haciéndolo hoy con mis faltas y mis pecados! ¡Sé que tienes roto el corazón, María, por todo esto; por eso te pido que me ayudes a crecer en santidad, en amor, en entrega! ¡María, sufriste, al ver caer a Jesús bajo el peso del madero santo; yo estaba allí y no le ayudé a llevarlo como ahora tantas veces me quiero apartar de mi propia cruz! ¡Enséñame a aceptar como aceptaste tu, a creer siempre en la voluntad del Padre! ¡Te contemplo postrada a los pies de la Cruz, Madre, aferrada a tu fe, y te pido ablandes mi corazón soberbio y egoísta, para comprender el valor de la entrega, de la generosidad y del amor! ¡María, Madre, Corredentora, que coja solo un poco de tu fe para tomar fuerzas antes los embates y los dolores que me depare la vida! ¡María, Señora de la Cruz, Madre que acompañaste a Jesús en su tránsito, que aprenda de tu amor, de tu entrega, de tus silencios, de tu generosidad, de tu hacer la voluntad de Dios, para estar siempre a la altura del Amor de tu Hijo y entregarme bondadosa y voluntariamente a los designios de Dios! ¡Que como tu, María, Señora del Amor, madure en mi el amor a los pies de la cruz de tu Hijo y no tenga miedo de ser partícipe de su pasión con todas las consecuencias! ¡Bendíceme, Madre, y ruega por mí a Jesús sin cesar para que el pecado se aleje siempre de mi! ¡Cuando tropiece, levántame! ¡Cuando vaya a caer, sostenme! ¡Cuando me olvide de Jesús, recuérdame a tu Hijo! ¡Cuando los peligros me acechen, asísteme y mírame con compasión porque soy pequeño, frágil y débil! ¡Todo tuyo, María, siempre tuyo!

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