El grito de "¡Crucificalo!", que resonó en el pretorio del gobernador romano (Lc 23,21) señaló el comienzo de la pasión de Jesucristo, e inició también los sufrimientos de María.
Aquel grito resonó en la profundidad de su Corazón de Madre.
Que el Señor no permita que seamos irresponsables e indiferentes ante este misterio de dolor y entrega de Jesús y de su Madre.
Unidos a María al pie de la Cruz debemos asumir nuestra cruz como signo de amor al Señor y a nuestros hermanos.
==MARÍA, AYÚDANOS A PURIFICAR EL CORAZÓN Y CRECER EN EL AMOR ASUMIENDO EL MISTERIO DE LA CRUZ Y RENOVADO LA ESPERANZA EN LA RESURRECCIÓN A UNA VIDA SIEMPRE NUEVA==
Padre Nuestro. . .
Ave María. . .
Gloria. . .
(Padre Alfonso Milagro)
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