ORACIÓN A MARÍA, MADRE DE LOS PECADORES.
Madre mía amantísima, ¿cómo es posible
que teniendo Madre tan Santa sea yo tan malvado?
¿Una Madre ardiendo en amor a Dios
y yo apegado a las criaturas?
¿Una Madre tan rica en virtudes
y yo tan pobre en merecimientos?
Madre mía amabilísima, no merezco ser tu hijo, pues me hice indigno por mi mala vida.
Me conformo con que me aceptes por siervo; y para lograr serlo, aun el más humilde, estoy pronto a renunciar a todas las cosas.
Con esto me contento, pero no me impidas
poderte llamar Madre mía.
Este nombre me consuela y enternece,
y me recuerda mi obligación de amarte.
Este nombre me obliga a confiar siempre en ti.
Cuanto más me espantan mis pecados
y el temor a la divina justicia,
más me reconforta el pensar
que tú eres la Madre mía.
Permíteme que te diga: Madre mía.
Así te llamo y siempre así te llamaré.
Tú eres siempre, después de Dios,
mi esperanza, mi refugio y mi amor
en este valle de lágrimas.
Así espero morir,
confiando mi alma en tus santas manos
y diciéndote: Madre mía, Madre mía María;
ayúdame y ten piedad de mí. Amén.
El recuerdo de la madre siempre es tranquilizador, pero cuando esta Madre es Maria, la paz inunda nuestra alma, la sonrisa aflora a nuestros labios, la alegría penetra a nuestra vida. Piensa, pues, con frecuencia en María, tenla presente en todos los momentos de tu vida, invócala sobre todo en los tramos más difíciles y comprometidos. ==SI VAS CON ELLA, NO PERDERÁS EL RUMBO==
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