El recuerdo de la madre siempre es tranquilizador, pero cuando esta Madre es Maria, la paz inunda nuestra alma, la sonrisa aflora a nuestros labios, la alegría penetra a nuestra vida. Piensa, pues, con frecuencia en María, tenla presente en todos los momentos de tu vida, invócala sobre todo en los tramos más difíciles y comprometidos. ==SI VAS CON ELLA, NO PERDERÁS EL RUMBO==
"Los cinco minutos de Maria"
lunes, 29 de junio de 2020
==LAS 7 PALABRAS DE MARÍA==
1 DE 7
Primera Palabra.
(Lc 1,34): “¿Cómo será esto, pues no conozco varón?”
En esta primera palabra, María pregunta y responde a la vez. Con esta pregunta, María pide una explicación, no propiamente para comprender los planes de Dios, sino para cumplirlos. Ella no sabe cómo conciliar dos realidades incompatibles, la de no “conocer varón” y la llamada a ser madre. La pregunta de María describe su deseo íntimo, su inclinación a la virginidad. Según la cultura de su tiempo, donde la virginidad no estaba bien vista, ella estaba desposada de José, pero su corazón se orienta en otra dirección. Este deseo era la mejor preparación, la disposición más preciosa para cumplir la misión a la que Dios la destinaba: ser la madre del Mesías de modo virginal.
A la madre de Dios, a la mujer que el Altísimo prepara para ser su madre, no se la puede colocar en el plano de una mujer corriente, desde el punto de vista psicológico, ni desde el punto de vista religioso. María, vaciándose, llega a la plenitud. La sola virginidad corporal sería una pobreza. Su virginidad espiritual consiste en la actitud de su alma que se siente pobre y sierva del Señor y se abre a los designio de Dios. Abandonada ciegamente a él. Tiene sentido por el Reino de los cielos (Mt 19,12) para facilitar una disponibilidad plena, permitiendo al corazón no dividido, la entrega total, con todas sus fuerzas a Jesucristo y a su Iglesia, a Dios y a los seres humanos.
La virginidad, tan infravalorada en el judaísmo, fue elegida por María como una forma de pobreza; es una manifestación de que la salvación viene de Dios, de ese Dios que, como manifiesta su modo de obrar en la historia de su pueblo, ha elegido los medios más pobres para llevar a cabo la salvación. Para la tradición de la Iglesia, la concepción virginal de Jesús, no es, pues, un dogma periférico, sino un camino fundamental que nos conduce al dogma de la encarnación; es un signo de la divinidad de Jesucristo.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario