¡María, Madre, dame un corazón grande, generoso, humilde, bondadoso, caritativo y servicial para parecerme a ti! ¡Guárdame, María, de la soberbia para que sea siempre generoso, abierto al amor al prójimo, para que mis palabras y mis actos reflejen siempre a tu Hijo, nacido de tus entrañas! ¡Enséñame, María, a abrir mi corazón y a poner en acción todas mis acciones, palabras y pensamientos para que desborden amabilidad! ¡Concédeme, María, un corazón grande donde quepan todos por igual, una mirada limpia para ver a todos con amor, un corazón generoso para que acoja siempre al prójimo sin mirar sus faltas, limitaciones o errores! ¡Concédeme, María, Madre Amable, ser una persona generosa como lo fuiste tu con el que más lo necesita! ¡Madre Amable, hazme parecido a ti!
El recuerdo de la madre siempre es tranquilizador, pero cuando esta Madre es Maria, la paz inunda nuestra alma, la sonrisa aflora a nuestros labios, la alegría penetra a nuestra vida. Piensa, pues, con frecuencia en María, tenla presente en todos los momentos de tu vida, invócala sobre todo en los tramos más difíciles y comprometidos. ==SI VAS CON ELLA, NO PERDERÁS EL RUMBO==
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