==UN MINÚTO CON MARÍA==
21 DE JULIO, 2023
"El origen apostólico de la consagración mariana
Siempre había escuchado el término"
“consagración” en referencia a una cosa material, como el pan y el vino llevados en el ofertorio de la Misa, que estaban consagrados a Dios. ¿No se supone que la fe católica está arraigada en las Escrituras y la Tradición? No pude encontrar ninguna referencia a la práctica de la consagración mariana en las Escrituras o en los escritos de los primeros siglos de la Iglesia. (...)
Fue entonces cuando el ejemplo y la enseñanza del papa Juan Pablo II me abrieron los ojos. La gran devoción del Papa a Cristo era innegable, como lo era su amor a la Santísima Madre. Sabía que no me engañaría, así que cuando descubrí que su lema papal, "Totus Tuus", fue tomado de las palabras del famoso texto de san Luis María Grignion de Montfort sobre la consagración mariana (Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen María), tuve curiosidad de conocer el pensamiento del Papa.
Juan Pablo Il admitió que «el tratado de Montfort puede resultar un poco desconcertante, dado su estilo bastante florido y barroco, pero las verdades teológicas esenciales que contiene son innegables». El Papa usa igualmente los términos “confiarse” o “abandonarse”, como sinónimos de “consagrarse”, asociando así la práctica de confiarnos a los cuidados maternales de María tras la entrega de Juan a María por voluntad de su Hijo al pie de la cruz.
Lo que no vi en mi ingenuidad fue que, cuando autores espirituales como Montfort hablan de estar "consagrados" a María, se expresan por analogía.
En el plano teológico, el hombre solo puede consagrarse a Dios. Cuando realizamos un acto de consagración “mariana”, nos encomendamos a su corazón y a su maternal intercesión y, unidos a Ella, renovamos y profundizamos nuestra consagración bautismal a Jesús. Es Jesús, no María, la meta de nuestra consagración.
El Papa explica cómo la enseñanza del padre de Montfort le mostró que «María nos acerca a Cristo, nos conduce a él, a condición de que vivamos su misterio en Cristo».
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