==UN MINÚTO CON MARÍA==

13 DE ABRIL, 2024

"Una cantante agradece a María ofreciendo parte de su tiempo en un festival"

A Rosy Oros, una inmigrante mexicana de Santa María, California, siempre le ha gustado mucho cantar. Aunque nunca alcanzó la fama, trabajó extensamente en televisión, radio y la industria discográfica. En 2023, Rosy tuvo la oportunidad de cantar en la celebración anual de "Las Mañanitas" en Los Ángeles en honor a Nuestra Señora de Guadalupe el 11 de diciembre.

«Me siento muy honrada y bendecida de estar aquí y poder, a mi manera, agradecer a la Virgen”, dijo Rosy. “Ella intercedió para que yo pudiera vivir, siempre buscamos la oportunidad de agradecerle y estar en comunión con ella».

En 2018, Rosy sufrió un shock séptico luego de un procedimiento médico, que la dejó en coma. Luego sufrió una trombosis cerebral y otras hemorragias internas y externas. Los médicos le dieron un 2% de posibilidades de supervivencia.

Según Rosy, Nuestra Señora de Guadalupe jugó un papel crucial en su curación. La clínica donde pasó los primeros días de su convalecencia lleva el nombre de Nuestra Señora de Guadalupe. Un grupo de oración también les dijo a Rosy y a su esposo que habían recibido mensajes de sanación para ella de parte de María, quien les dijo: "Yo estoy contigo, no tengas miedo. Sanarás, pero lo haremos juntas, de cara al santuario".

Pero Rosy cuenta que un día, al abrir los ojos, vio dos ojos marrones mirándola. Eran las de una imagen de Nuestra Señora de Guadalupe colgada a unos metros de distancia, lo que inmediatamente llenó su corazón de amor y esperanza de que la Virgen María; a quien había querido desde pequeña, intercediera ante Jesús para ayudarla a salir con vida de la clínica. Y efectivamente esto es lo que pasó: ¡Rosy salió curada de la clínica!

Posteriormente, Rosy y su esposo buscaron agradecer a la Virgen María por esta curación milagrosa. Ambos son ahora aún más fieles al Rosario, a Jesús y a la Iglesia católica, y peregrinan con frecuencia a la Basílica de Guadalupe, en México.

Testimonio. 

Hannah Hiester