"Los cinco minutos de Maria"

"Los cinco minutos de Maria"
Textos tomados del Libro "Los cinco minutos de María" del Padre Alfonso Milagro.

sábado, 31 de marzo de 2018



==33 DÍAS DE CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA==
VIGÉSIMO QUINTO DÍA
SÁBADO 31 DE MARZO
SÁBADO SANTO

MENSAJE

«Queridos hijos: vengo a llamarlos a la conversión en una forma muy especial. Os invito a consagraros a mi Inmaculado Corazón en la fiesta del día escogido para vuestra consagración a fin de que podáis glorificar a mi Hijo en la forma más preciosa. Fue Él, el primero en escoger mi Corazón para que fuese manifestado a vosotros y ahora Él os invita a vosotros a hacer lo mismo. Vengan a encontrarlo a Él, donde tocó por primera vez la carne de la humanidad, aquí donde la sangre mi Corazón se convirtió en su presencia en mi vientre. Es en el centro de mi corazón donde Él os espera, justo como en el momento antes de hacerse carne.

Vengan a este refugio para que yo también pueda tomarlos a cada uno de vosotros en mi vientre para convertirme en vuestra Madre y entonces seréis mis preciosos hijos. Es aquí dentro de mi Inmaculado Corazón a donde yo os llamo». (Septiembre 9 de 1.993)

GUÍA

Dios le ha confiado a Nuestra Señora el mantenimiento, administración y distribución de todas las gracias del Cielo para que así todas sus gracias y regalos pasen a través de sus manos. Nuestra Señora regala a quien Ella desea, cuando Ella quiere, en la forma que Ella quiere, y tanto como quiere las gracias de Dios, las virtudes de su Hijo y los regalos del Espíritu Santo. Por naturaleza un hijo debe tener un padre y una madre. Esto es también cierto en el ámbito de la naturaleza divina. Un Hijo de Dios lo recibe a Él como Padre y la Santísima Virgen le es entregada como Madre.

Como María le dio carne a Jesús, el Rey de los elegidos, así también Dios quiere convertirnos en hijo de esta Madre. Quien desee ser uno con Dios también tiene que recibirla a Ella como Madre por medio de la gracia, la cual Ella posee en su totalidad. Esto significa que Ella continúa pasando las gracias de Dios a todos sus hijos.

Como el Espíritu Santo es el esposo de Nuestra Señora, Él trabaja en unión con Ella y para Ella. Su mas divino trabajo es el verbo Encarnado, Jesucristo. El Espíritu Santo continúa formando a los elegidos en Ella y por Ella en una forma divina y verdadera. Así como un hijo logra satisfacer todas sus necesidades por su madre, en la misma forma nosotros, sus hijos obtenemos todas las gracias por Nuestra Sagrada Madre.

DIRECCIÓN

Debemos buscar todo nuestro refugio dentro de su Inmaculado Corazón; así entraremos en su vientre y nacemos de Ella hacia la misma luz de Cristo. Somos llevados por su cuidado al centro de esta luz para que nuestra senda hacia la santidad sea dirigida y guiada por su tierna protección maternal. En nuestra consagración le entregaremos a Ella nuestras inseguridades y debilidades y depositamos nuestra confianza dentro de su Inmaculado Corazón. Le debemos ofrecer a Ella nuestros corazones cada día y así Ella puede darnos su guía y alegría en cada obstáculo que encontremos. Finalmente, debemos entregarnos a Ella en total abandono poniéndonos completamente a su servicio. A cambio Ella coloca todas nuestras obras a los pies de su Hijo.

Por lo tanto, «debemos lograr todo por el triunfo de Ella. Debemos defender su Gloria y sus privilegios cuando sean atacados, acercar todas las almas a su cuidado y levantar la voz contra aquellos que abusan de Ella, sin esperar ninguna recompensa por nuestros pequeños servicios, excepto pertenecer al Corazón de Nuestra Madre».

MEDITACIÓN

¡Oh Inmaculado Corazón de María!, te ofrezco la disposición de mi pequeño corazón. Enséñale la virtud y construye dentro de él un alma de pureza, de simplicidad y un espíritu infantil. Dame la fortaleza, querida Madre, para convertirme en un campeón de tu triunfo; que no descanse ni un momento, ni ahorre un minuto de oración. Tómame en tu corazón, acaricia y cuida esta alma infantil como la tuya propia. Líbrame, Madre mía, de mí mismo!.

«¡Llévame! Corramos tras de ti» (Cantar de los Cantares 1:3)

Coronilla de las virtudes.
LA CORONILLA SE REALIZA ENTONCES DE LA SIGUIENTE FORMA:

 I. ORACIONES INTRODUCTORIAS:

 CREDO
 CONSAGRACIÓN A LA
 SANTÍSIMA VIRGEN
 EL ÁNGELUS

 EL CREDO

 Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí ha devenir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

 CONSAGRACIÓN CORTA A LA SANTÍSIMA VIRGEN

 Oh Señora mía, Oh Madre mía! Yo me entrego del todo a Vos; y en prueba de mi filial afecto, os consagro en este día, mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo vuestro Oh Madre de bondad, guardadme y defendedme como hijo y posesión vuestra.
 Amén

 EL ÁNGELUS

 V. El ángel de Señor anunció a María.
 R. Y Ella concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.
 Ave María

 V. He aquí la esclava del Señor.
 R. Hágase en mí según tu palabra.
 Ave María

 V. Y el Verbo se hizo carne.
 R. Y habitó entre nosotros.
 Ave María

 V. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
 R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de Nuestro Señor Jesucristo.
 Amén

 Oremos: «Infunde Señor tu gracia en nuestros corazones, para que habiendo conocido por la voz del ángel el misterio de la Encarnación de tu hijo, podamos llegar por los méritos de su Pasión y su Cruz a la Gloria de la Resurrección. Por el mismo Cristo Nuestro Señor. »
Amén

 II. PETICIÓN DE LAS VIRTUDES

 Se realiza de la siguiente forma:

 Se pide en oración, secuencialmente, cada una de las siguientes virtudes:

Te pido Madre que alcances para mí la Virtud de la:

 a. Virtud de la Fe

 b. Virtud de la Esperanza

 c. Virtud de la Caridad

 d. Virtud de la Humildad

 e. Virtud de la Paciencia

 f. Virtud de la Perseverancia

 g. Virtud de la Obediencia

 Con cada una de la petición por las virtudes se deben recitar las siguientes oraciones:

 1. Padre Nuestro...
 2. Gloria al Padre...
 3. Oración al Espíritu Santo

 La Oración al Espíritu Santo fue revelada:

 Ven Espíritu Santo, ilumina mi corazón, para ver las cosas que son de Dios; Ven Espíritu Santo, dentro de mi mente, para conocer las cosas que son de Dios; Ven Espíritu Santo, dentro de mi alma, que yo le pertenezco solamente a Dios; Santifica todo lo que yo piense, diga y haga para que todo sea para la gloria de Dios. Amén. (Diciembre 23 de 1991)

 III. ORACIONES FINALES

 Para terminar, se hacen las siguientes oraciones también reveladas:

 ¡OH MARÍA
 ORACIÓN DE PENTECOSTÉS

 ¡OH MARÍA!

«Oh María; transforma mi corazón como el tuyo; colócale alrededor una corona de pureza adornada con virtud; toma mi corazón querida Madre consagrado como tuyo propio; preséntaselo a Dios Padre como una ofrenda de mí para ti.

 Ayúdame, Oh María, en hacer tu corazón más conocido cada día». (Marzo 19 de 1993)

 ORACIÓN DE PENTECOSTÉS

 Mientras se reza esta oración dada por Nuestra Señora que nuestros corazones estén abiertos para reconocer y aceptar los obsequios del Espíritu Santo, y así avancemos confiadamente en esta batalla por el triunfo del Inmaculado Corazón. Estamos llamados para transformarnos en el reflejo de Cristo, un reflejo del rostro de Dios que será una atracción para todos, para que su gloria sea magnificada a través de nuestras vidas.

«Mis queridos hijos: hoy ustedes les traen tanta alegría a mi Jesús. Yo les doy a ustedes una gran bendición de Dios. El desea crear en sus hijos unidad y gloria a Su Nombre. » (Junio 6 de 1992)

«Espíritu de Cristo: despiértame;

 Espíritu de Cristo: muéveme;

 Espíritu de Cristo: lléname;

 Espíritu de Cristo: séllame.

 Oh Padre Celestial, conságrame a tu Corazón y Voluntad;

 Sé en mí una fuente de virtudes, sella mi alma como la tuya para que tu reflejo en mí sea una luz que todos vean». Amén (Junio 7 de 1992)

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