"Los cinco minutos de Maria"

"Los cinco minutos de Maria"
Textos tomados del Libro "Los cinco minutos de María" del Padre Alfonso Milagro.

miércoles, 19 de julio de 2017




==UNA FIESTA MARIANA PARA CADA DIA DEL==

19 DE Julio.

♡Nuestra Señora del Milagro de Lima.♡

El 27 de noviembre de 1630 sobreviene un violento temblor de tierra en Lima y notan con asombro que la pequeña efigie se vuelve por sí misma hacia el altar mayor, e inclinada y con las manos juntas suplica a su Divino Hijo presente en el Sagrario perdón y clemencia. Todos los concurrentes comprenden que gracias a su intercesión Lima se salvó.
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Inmediatamente, la numerosa concurrencia pudo verla recobrar por sí sola su primitiva posición, quedando con el rostro apacible y sonriente.

El 19 de julio de 1953 fue coronada papalmente.
La historia religiosa del Perú está surcada de episodios maravillosos, y en particular la ciudad de Lima posee advocaciones netamente propias, como la de Nuestra Señora del Milagro de Lima.
La Inmaculada Concepción era su primitiva advocación y fue traída desde España como “La Misionera”; se venera en una capilla contigua a la iglesia de San Francisco, bajo la advocación de Nuestra Señora del Milagro de Lima.

La escultura, que irradia notable majestad y serenidad, es sin duda de las primeras que vinieron al Perú: fue traída de España por los Franciscanos que acompañaron a los conquistadores en 1532.
Como se trataba de una imagen pequeña y articulada, que fácilmente cabía en una maleta o en una pequeña caja transportable, pudo acompañar durante largos años a los intrépidos frailes en sus correrías apostólicas por el vasto imperio de los incas, para irradiar la fe verdadera entre sus pobladores. Por eso mismo llegó a ser conocida como la Virgen Misionera. Años después sus peregrinaciones cesaron, y permaneció expuesta sobre el arco de la portada del primitivo templo franciscano.
Relegada por muchos a un injusto olvido, sin embargo almas privilegiadas como la de San Francisco Solano y el venerable Fray Juan Gómez –cuyas famas de santidad corrían parejas– le tributaban la más tierna devoción. Éste último, que se popularizó por el milagro del alacrán, adelantándose al tiempo, profetiza que vendría una época en que la dulce Señora sería veneradísima del pueblo cristiano.
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EL GRAN MILAGRO
Casi un siglo después de su llegada, el 27 de noviembre de 1630, la encontramos en aquella misma ubicación, mientras el pueblo de Lima se entretenía en uno de aquellos acostumbrados encierros taurinos que tenían lugar en la Plaza Mayor.
De pronto, hacia el mediodía, sobreviene un violento temblor de tierra. El sobresalto es mayúsculo. En aquel momento de general consternación, algunos religiosos y fieles congregados en el atrio franciscano, al dirigir sus miradas hacia el arco de la portada, notan con asombro que la pequeña efigie de la Purísima se vuelve por sí misma hacia el altar mayor, e inclinada y con las manos juntas suplica a su Divino Hijo presente en el Sagrario perdón y clemencia. Todos comprenden que, gracias al patrocinio de María Santísima, la ciudad se había salvado de su ruina.
Aplacada así la justicia divina y persuadidos los testigos del milagro, comenzaron a pregonar el suceso por el vecindario, con el consiguiente arremolinamiento de devotos, incrédulos y curiosos. Aquel mismo día, después de vísperas, los frailes menores se postraron de rodillas ante la venerada imagen y entonaron la antífona Tota Pulchra est Maria (Toda hermosa eres María), como lo hacen hasta el día de hoy.
Pero entonces, ¡oh prodigio!, la numerosa concurrencia pudo verla recobrar por sí sola su primitiva posición, quedando con el rostro apacible y sonriente, y mirando a todos que reverentes y agradecidos invocaban su santo nombre.
El hecho fue corroborado por el informe canónico que se elevó años después y la resolución del Virrey, de la Real Audiencia y del Cabildo de celebrar anualmente su fiesta, ahora bajo la invocación de la Virgen del Milagro, el día 27 de noviembre.

Un aspecto particularmente sugestivo de este maravilloso suceso, ocurrido en la Lima virreinal con una imagen de la Inmaculada, es que el mismo tuvo lugar exactamente –en día, mes y año– dos siglos antes de la célebre aparición en París de la Virgen de la Medalla Milagrosa, que se presentó también como Inmaculada.
“María sin pecado concebida”: ¿Qué designios providenciales hay por detrás de esta precisa coincidencia de fechas y nombres entre estas dos imágenes de la Inmaculada Concepción, la Virgen del Milagro y la Medalla Milagrosa? Es, sin duda, un misterio lleno de atractivo, que un día nos será dilucidado. “Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos

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