Nada hay tan fecundo como la virginidad de María.
Solemos presentar a la virginidad como algo estéril, como si la esterilidad fuera una característica de la virginidad.
En cambio en María conciliamos la fecundidad maternal en el brillo de su limpia virginidad.
Tu vida ha de estar consagrada a Dios, al amor de Dios en la plenitud de la entrega de una virginidad espiritual de Dios, todo de Dios, solo de Dios y para siempre de Dios.
Por eso tu entrega debe obligarte a gastarte por tus prójimos, desvivirte por ellos, sufrir por ellos, morir por ellos.
==MARÍA, AYÚDANOS A ENSEÑAR LA VERDAD QUE HA ANUNCIADO TU HIJO Y A EXTENDER EL MANDAMIENTO DEL AMOR==
(Juan Pablo II).
Padre Nuestro. . .
Ave María. . .
Gloria. . .
(Padre Alfonso Milagro)
http://loscincominutosdemaria.blogspot
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