Ninguna realidad puede causar en nosotros una alegría tan sentida y tan duradera como la de sabernos hijos de Dios e hijos de María.
Saber que no somos huérfanos, sino que en el cielo tenemos un Padre, que es Dios, y una Madre, que es María.
El recuerdo de la madre siempre es tranquilizador y sedante, pero cuando esa Madre es María la paz inunda nuestra alma, la sonrisa aflora a nuestros labios, la alegría penetra a nuestras vidas.
Piensa, pues, con frecuencia en María, hazla presente en todos los momentos de tu vida, invócala sobre todo en los tramos más dificiles y comprometidos, acude a ella en las tentaciones.
Si vas con ella, no te desviarás.
==MADRE DE DIOS ¡SALVE! NADIE PODRÁ SALUDARTE NUNCA DE UN MODO MÁS ESTUPENDO QUE COMO LO HIZO UN DÍA EL ARCÁNGEL: SALVE MARÍA, LLENA DE GRACIA==
Padre Nuestro. . .
Ave María. . .
Gloria. . .
(Padre Alfonso Milagro)
http://loscincominutosdemaria.blogspot
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