"Los cinco minutos de Maria"

"Los cinco minutos de Maria"
Textos tomados del Libro "Los cinco minutos de María" del Padre Alfonso Milagro.

jueves, 2 de enero de 2020



==UN MINÚTO CON MARÍA==
3 de Enero

"Detenido 10 años en un gulag, encontró fuerzas en Jesús y María"

Uno de los cardenales más recientes de la Iglesia dice que sacó fuerzas de la Misa y de la Santísima Virgen durante la década que pasó en un campo de prisioneros en Siberia (URSS).
Sigitas Tamkevicius, arzobispo emérito de Kaunas, Lituania, fue elevado al rango de cardenal en el consistorio del 5 de octubre de 2019. Mientras era sacerdote en Lituania, Mons. Tamkevicius jugó un papel activo en la resistencia a la persecución comunista de la Iglesia. En 1978, junto con otros cuatro sacerdotes, fundó el Comité Católico para la Defensa de los Derechos de los Creyentes.
En 1983, Mons. Tamkevicius fue arrestado y detenido por la KGB, luego sentenciado a 10 años de trabajos forzados y exilio. Cumplió parte de su condena en Siberia. En un comunicado, Mons. Tamkevicius explicó que, durante su estadía en prisión, "mi fortaleza era mi fe, que me mantenía vivo rezando mucho (...) Solo podía celebrar la Misa en secreto. Celebraba la Eucaristía con gran cuidado y para mí fue una gran fuente de fortaleza en prisión. El sacerdote también recurrió a la Virgen María para sacar fuerzas durante su condena y su partida en tren al campo de trabajos forzados. "Me puse en manos de la Virgen", dice.
Tras su liberación del campo de prisioneros, inmediatamente regresó de la estación a la capilla de la Puerta de la Virgen del Amanecer en Vilna. "Allí celebré Misa y agradecí al Señor y a la Virgen", nos dice.
El nuevo Cardenal dijo que le sorprendió que el papa Francisco lo nombrara cardenal. A los 80 años, Mons. Tamkevicius no podrá votar en el próximo cónclave. Él ve su nombramiento ante todo como el deseo del Papa de llamar la atención "sobre aquella parte de la Iglesia que sufrió bajo el régimen soviético".
También menciona la insistencia del papa Francisco en la posibilidad del martirio, afirmando que "si un creyente no está listo para sufrir por su fe, es un creyente muy débil". Nuestra Iglesia lituana puede ser un buen ejemplo para toda la Iglesia, porque durante los 50 años de comunismo, mantuvimos nuestra fe”.

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